He tenido unos ratillos últimamente de estos en los que te quitarías uno a uno los pelos de las cejas, sin pestañear apenas. Lo que viene a llamarse un momento almodovariano de ansiedad en toda regla, en los que no sabes si hacerte a ti misma el harakiri con los cuchillos del Ikea de mi criatura, colgarte de los cables de la Telefónica que, tan amablemente, han descolgado unos dulces vecinos, aquí frente a casa, o dejarte descomponer frente a la parte octava del docudrama «Mi gitana» de Telecinco. Un sinvivir, un resquemor, una picazón existencial, un y ¿qué hago yo con esto que me carcome por dentro?
¿A vosotros no os pasa nunca? Esta sensación de haberte puesto mal la camiseta y llevar la etiqueta justo en el cuello, ahí donde más escuece, de querer coger al primero que pasa por la calle y nos mira mal y arrancarle de un mordisco la cabeza, de ir por el mundo ladrando improperios por doquier por culpa de quién sabe qué pensamiento que nos azuza el culo, castigándonos por algún deber no cumplido o vete tú a saber por qué…
Así me veo yo últimamente. Y hoy, en un ejercicio de honestidad inédito en mí, pienso que tal vez, sólo tal vez, además de asuntos laborales que me tienen abducida, obsesionada y convulsa como los ojos de la Esteban (mi musa), puede ser que sea este estado de preñez absoluta y casi ya terminal (gracias a dios y a Darwin la naturaleza es sabia y el embarazo no da más de sí) el culpable de que mi nivel de tolerancia hacia los elementos externos desestabilizadores y porculeros comience a ser preocupantemente bajo.
Esto se traduce en que mi paciencia, al igual que el ángulo de giro y movimiento de mi, ya inexistente cintura, se limite cada día de una forma alarmante. Y digo yo, que lo mismo esta corriente malrollista también afecta a la criatura #2, y la mala leche que me gasto últimamente le convierte de facto en un pequeño Butanito vociferante, o un Jiménez Losantos visionario y apocalíptico en potencia. Qué sé yo sobre la ciencia…
Así, reflexionando y dejando de lado las cuestiones más profanas de la ansiedad, como el hecho de que no llueva y mi nariz se haya cerrado en señal de duelo, me doy cuenta de que ya echo de menos mi cuerpo, amigos, y sí, eso me está pasando factura. Porque esto que bambolea de un lado para otro sobre mis piernas ya no es mío, ya no soy esa a la que miraban los obreros al pasar, esos obreros que por otro lado ya no están porque todas las obras están paralizadas. Ya no soy más que la ropa que me vale, un feto andante, una semana de gestación con patas, un huevo Kinder, un proyecto de persona a la que parece que he engullido en una comilona.
Y echo de menos mi cuerpo. Echo de menos maltratarlo vilmente a base de horas de sueño perdidas sin sufrir momentos narcolépticos salvajes, de automedicarme sin cabeza y no mirar el prospecto, ¡como una loca!, de salir sin buscar la ruta de los WC allá por donde voy y poder estar sin ir al servicio durante horas, de cañas, vinos, tapas y gin tonics con hierbabuena, limas o leches en vinagre… Adicciones, adiccioncillas, por otro lado, pero adicciones a fin de cuentas. Esas que podía practicar sin sentir sobre mí el peso de la Asistencia Social. Menudencias, costumbres más que vicios, que no viene al caso desmenuzar, por triviales y por insulsas, pero cuya ausencia obligada, cuya expatriación prescrita por un facultativo me irritan casi tanto como escuchar a tiernas criaturas de dos años cantando el mossa, mossa esa del brasileño al que han dejado escapar de su país como si de una plaga se tratara (¿como venganza contra el continente colonizador, amigos? ¿por qué no os lo habéis quedado para vosotros? ¿qué necesidad había de compartirlo con la humanidad?).
Estoy embarazada sí, bastante (aunque no hace falta que me digáis lo gorda que estoy y la tripa que tengo en cuanto me veais, en serio, os agradezco la sinceridad, pero desde aquí os digo, gracias majos, pero ¡no la quiero!) Y no seré yo quien diga que no me lo he buscado. Pero, oh, seres que soñáis con estados gestantes beatíficos y de documental de la 2, ¡que no os engañen!, que no mola tanto como dicen cuando ya no puedes sentarte recta, o para levantarte de la cama tienes que rodar sobre ti misma como una ballena varada, o lo que es peor, pedir ayuda a tu santo para que, a lo «operación Willy» os empuje a ti y a tu barriga ingente hacia las orillas de la cama.
Y esto lo escribo consciente de que todo se olvida, porque así tal cual también lo pasé con la criatura #1, y mirad, como una buena gilipollas repetí. Y, además, es un hecho demostrado que con el tiempo se pasa. Que luego casi todo (ojo, nunca he dicho todo) vuelve a su sitio: los cuerpos a sus vaqueros, las golondrinas a sus nidos y los gin tonics al gaznate. Así que hay esperanza, hay un más allá, e incluso un futuro medio feliz, porque siempre podría ser peor, como tener cinco o seis criaturas además de la gestante… Así que pondré un broche feliz a este cuento y diré que sí, que estoy ansiosa porque esto acabe, que sé que lo que viene es aún peor, gracias por recordármelo todos aquellos que lo habéis hecho, y que procuren no cruzarse en mi camino y comentarme lo inmensa que es mi barriga, de aquí en los próximos dos meses, si no quieren que ocurra ninguna desgracia.
Gracias.
Amiga, cuánto te entiendo!!, yo que no puede apenas disfrutar del embarazo, si es que alguien lo disfruta…Pero no hagas caso con lo de la barriga, y si estás gorda, etc, piensa que ya has pasado por ello( y que comentarios que te repatean los seguiras escuchando después de parir, y te recuerdo que más de uno te desquiciaban), y que en breve estarás tan esbelta como antes, porque guapa ya lo eres…, te plantarás tus mejores vaquerosy podremos beber cerveza, vino y algún licor de los nuestros, y que conste que de alcoholicas tenemos poco, jeje…
A por ello valiente!!!
Jajaja, muchas gracias, guapa… Sí, sí, si esto está ya casi rematado, y lo del alcoholismo está muy bien que lo remarques, que luego vienen las acusaciones, jajajaja
Un beso!!
Pues yo he oído a más de una decir después que echan de menos la «barriguita» de embarazada. Pues pa ti la mía, guapa. ¿Y lo que dura un embarazo?¿Y lo que dura el tercer trimestre?. Después de probar lo que es estar embarazada con el primero de mis hijos, los otros 3 se los habría donado al padre, para que sepan un poco lo que esto de los embarazos. ¡Ánimo que ya queda menos!
jajajaja, sí, yo también lo he oído!!! El tercer trimestre es la condena por hacer caso a nuestros dichosos instintos maternales. Y en tu caso ya es delito de cárcel, ¡4 hijos! Madre, es que lo pienso y me tiemblan las carnes… qué valiente!! Y qué poco te envidio, jajajajajaja
Muchas gracias, amiga!!!
El lenguaje es sabio y si a estar en una situación difícil se le llama «estar en una situación embarazosa» será por algo.
Otra frase que me gusta es la de «quejarse es de sabios».
Y otra cosa que me gusta es que veo que son las 13:23. Como el trabajo me ha abandonado, ¡mevoy a tomar un vermú! (o dos).
Ains, disfrute por mí de esos «vermuses» tan buenos y fresquitos que ha tenido el buen criterio de traer a colación, amigo Nano, jajajajaja
Cagoentó… 🙂
Tu mala leche no es que sea comprensible y humana al 100%, es que me parece hasta sana porque teniendo en cuenta lo que curras y encima con tu barrigón siempre a cuestas, no es para menos…Piensa que las demás también sufrimos (o nos sufren, mejor dicho) nuestros momentos «serial-killer» en los que te cargarías a media humanidad y no estamos con el baile hormonal que tú tienes ahora montao en tu cuerpecito… Así que mucho ánimo, que no te queda na de nada y aunque efectivamente todavía te queden algunas noches de ojerillas y esas cosas por lo menos recuperarás tu ansiado cuerpo!!
Lo que es sano es quitarle a alguien la cabeza de un mordisco, al menos, mentalmente, que te quedas más a gusto, jajajaja… ayer, a una enfermera, mismamente…
Muchas gracias guapa, se agradecen los ánimos!!!
Buenooooo, exageraaaaaaaaá!!!!!! Ballena varada. Yo más bien diría sirena después de comer. Mujer, que ya quisieran muchas estar tan estupendas con 6 meses de embarazo.
Cuando tú quieras te vienes a casa a tomar un «fruit tonic» especial preñez, que no es lo mismo que un gin, pero da el pego. Oye, y si hay que instaurar el día semanal de las paradas, agobiadas, ansiosas, o todo junto, pues se instaura y nos vamos de aperitivo/comida/merienda con churumbel/parque multicultural. El caso es sacarlo fuera y quedarse tan rebien.
Arriba esa rubia!!!
Siete, amiga, siete, que pasa el tiempo que es un gusto… y muchas gracias por esa oferta especial de fruit tonic, no te diré que no la próxima vez, seguro, jejejee…
Y tú dale con ganas a esto del social media, ya verás como dentro de nada estás hecha una experta… por cierto, te vienes a Barna, no? 🙂
un besoooo
Mejor me lo pones. 7 meses y así de chula!!!, como dicen los mejicanos.
a Barna habrá que ir a socializar con las supermadres y, ya que estoy allí, a comerme un pastelazo de chocolate de Lujuria Vegana. Que ganitas, madre.
Besos, tontina.
Mi querida Accidental,
Está Vd. embarazada, no hay lluvias y la ropa que usa no tiene mucho glam; es así de sencillo. De todos modos, que el cantante ese brasileño tienen un pasado oscuro, se lo digo yo y cualquier búsqueda de google: o lo aguantamos a él o nos ponen las cosas peliagudas los de la Migra en Brasil cuando vamos allí.
Tengo menta y hierbabuena de diferentes variedades en el jardín que le remitiré para que se haga mojitos a nuestra salud más adelante, y en formato seco para hacer infusiones ahora que debe cuidar al pececito.
De sus vaqueros y obreros, decirle que siempre he sido muy condescendiente con la belleza, y es cuestión más de percepción personal que de constatación real.
Suya,
Amiga Coherente,
Ay, que llueva de una vez a ver si se nos pasan las fatigas, que lo mío parece que tiene solución más temprana que esta sequía que nos amenaza…
El brasileño es malo, ¿verdad? Tiene algo malvado, y lo va extendiendo allá por donde pasa. Dónde está nuestro Ser? Cuándo vuelve a las pantallas para darnos un respiro de insustancialidad y banalidad???
Le mando un montón de abrazos apretados a Ud y su familia, y en mi hora de siesta me he empezado su regalo, sépanlo Uds.
Gracias!!
Pues yo opino como casigata: eres una exagerada!!! Si yo te he visto hace nada tan estupenda, que no parecía ni que estuvieras embarazada; hombre, la panza, pancita, te delataba pero nada más.
Y qué te quejas de adicciones, perraca (con cariño), si puedes comer carne y embutidos. Eso es lo más!!! Qué mal lo pasé yo por el jamón, madre mía. Por culpa de eso, ahora soy una yonki del jamón.
Y que sepas, que cuando no estés embarazada y veas a una por la calle, volverás a sentir envidia. ¡Eso es es un hecho!
mamanatas: nunca he sentido esa envidia que mencionas.
Hombre, no todos somos iguales pero amigO (según he leído) Nanorris, conozco a más de unO que sí siente un poquito esa envidia; ya sabemos que la madre naturaleza es sabia y por eso no deja que los machos alfa se embaracen… maaadre, qué 9 meses más largos serían esos! 😉
Jajaja, ya, lo del jamón es muy malo, tienes toda la razón, pero bueno, ya lo has pasado, jejeje, y ahora me das envidia a mí con las cañas, jejeje
Ahora te toca a ti sentir envidia, yo me planto!! 🙂
Un besito!
Niñaaaaaaa arriba ese ánimo!!!! Que todo es según el cristal (o el ánimo) con el que se mira… y lo de la Pantoja, gitana mía, puede ser para cortarse las venas o para morirse de la risa según el cuerpo que te pille.
Besos a potones, que diría mi niña…
Jejeje, oyeee, lo viste????? En serio??? Y cuéntame, la prota es buena o mala??? En la tele no tiene bigote, ¿a que no? Qué fuerteeeeeeeeeeeeeeeee, jejejejeje
Ya, mujer, si el ánimo está bien, los que van mal son los riñones, jejejeje…
Muchas gracias y besos a potones para ti y tus niñas también!!!
Yo soy uno de los que envidia la panza y por eso yo creo que tengo un poco más cada día que pasa… quiero ser como vosotras, contenedores de vida! 😛 (nota a considerar: desarrollar un post sobre esto)
Yo te conocí en tu época entre embarazos y estabas estupenda, por lo que o eras Adriana Lima antes del primero o lo recuperaste todo, no casi todo. Y tu embarazo… si cuando estabas de casi 6 meses no se te notaba nada, sagerá!
Qué ganas de tomarme un GT contigo… no tendremos que esperar ni nada! Bueno, igual no tanto, por lo visto el Carlos González en su libro de la lactancia dice que no pasa nada por tomarse UN PAR DE COPAS DIARIAS, recomendando, eso sí, no dar de mamar en estado de embriaguez!!!!
UN PAR DE COPAS DIARIAS??????????????????????????? Pero qué me estás contando?????? Uy, qué peligro tiene eso, si yo con una ya voy lista, jajajajajaja…
No nos tengas tanta envidia, que los tres últimos meses son un rollo patatero, y eso teniendo un embarazo estupendérrimo!! Y luego el parto!!! Tú has pensado seriamente en ese momento piernas abiertas, sangre por doquier y algún que otro punto en semejante parte???? Vamos, que verlo, guay, pero tanto como envidiar, jejejeje
Aunque quien sabe, con lo que avanza la ciencia, lo mismo al guaje le podéis dar un hermano vía paparracho 🙂
Un abrazo!! Y sí, ese GT llegará, al solecito y San Carlos González mediante, jejeje
Jolines, las hormonas cómo son…
Yo no estoy embarazada, aunque últimamente me ronda la locura, y las ansiedades y demás fuegos hormonales los apago con nocilla, aunque es una pescadilla que se muerde la cola; estoy gorda- ansiedad- nocilla – engordo – ansiedad -nocilla- y así hasta el infinito y más allá.
Ánimo 🙂
Sí, la ansiedad no distingue entre preñadas y no preñadas y nos trata a todos por igual… habrá que hacerse a ello, sea como sea… gracias por comentar y los ánimos, un abrazo!!
Uy!! mucho ánimo que ya te queda poco y por si acaso ve entrenando con tónica y limón que no es un gin tonic pero se va aproximando, si no dentro de unos meses te prometo uno xxl 😉
Besos,
Muchas gracias maja, jejeje, iré entrenando, jajaja
un abrazo!!
Ánimo, madre-esferica (Jajajaja, perdona, pero es que estaba a huevo)… Que aunque dentro de un par de meses estés pensando en cómo volver a meter a la #2 dentro, estos dos últimos meses son lo peor… yo creo que es de sabiduría natural, para que llegues al parto gritando por fiiiiin Oeoeoeoe….
En fin, que no me enrollo más, que al hospital te vamos a mandar 10 kilos de panchitos, para ir preparándote el estómago a los gin tonics que nos vamos a embuchar dentro de no tanto, espero…
Ay, vale, pero los panchitos me los traéis vosotras, nada de mandarlos, vale?????? 🙂
Un abrazo!
Yolandica me ha recomendado leerte y yo soy muy mandada, así que en esas estoy. No puedo opinar mucho sobre esto. Nunca he estado embarazada pero creo que te entiendo, a pesar de todo. El hecho de no reconocer tu propio cuerpo tiene que dar bastante miedito.. Ánimo, que ya queda poco. Un saludo y ya le daré las gracias a Yolandica por la recomendación.
Muchas gracias por hacerle caso a Yolandica, pues, y gracias por los ánimos!
Bienvenida y un abrazo!
ánimo guapetona !!!! acuérdate de los primeros tres meses, ahí cuando las náuseas, vomitonas y mal cuerpo en general no te dejan ni vivir….ays!! asco de embarazos verdad???
un beso gordo!
Querida Amiga, hágase Ud. el favor de dejar fluir esa malaleche hormonal (que no es otra cosa). Si tiene que morder cabezas, pues se muerden, si tiene que gritar, se grita y punto pelota. Al igual que los “Santos” nos hacen rodar sobre las camas para hacernos llegar al borde de la misma, deben asumir que no solamente están para ayudar a las varadas (nadie ha dicho ballenas) sino también para decir eso de Nenaestasestupenda. Y el día de desbordamiento hormonal porculero se cuenta, se dice, se rumorea, que hay un vino sin alcohol que parece dar el pego, no es un Gin Tonic, pero a falta de pan….
Jaja, estamos en la misma, señora mía. A falta de cuatro semanas, soy la doble de Moby Dick. La mala leche, la mismica que la suya. Pero estoy pensando que, a pesar de todo, no quiero que se me adelante el parto. Me da mucha pereza ahora mismo tener que lidiar con el salvaje cuatroañ erro
Jajaja, como la entiendo!!! Mucho ánimo y si nos vemos por la calle nos saludaremos con las tripas ingentes!!!
🙂
Mi comentario a la mitad, más o menos como el número de mis neuronas después de este embarazo!
Parece que el segundo viene dando tanta o más guerra que el primero, así que … que se quede ahí dentro ese tiempo, que son noches ganadas… Y virgencita, virgencita, que me quede como estoy… jajjajajjaa
Por cierto, a mí los GTs me la rechanflinflan. Lo que meto cada día entre pecho y espalda es medio litro de clara de limón, sin alcohol, eso sí, y mis buenos bocks de Nesquick… En el pecado llevo la penitencia: a ver cómo hago para bajarme los diez quilillos aproximados que llevo ya. Pero vamos, que de perdidas, al río. Entre tú y yo, una tripa es para siempre! 😛
Rous, medio litro de clara de limón????? Y lo mejor, sin alcohol????? Me lo explicas? jajajajajaja…que no te puedo contestar a tu hilo por el señor wordpress no me deja…