Queridas madres, hermanas, amigas y lectoras desconocidas que pastáis por estos lares: nos están tomando el pelo, (los hombres no se salvan en otros temas, pero en este caso, permítanme que me dirija a mis camaradas, las féminas, porque, hasta ahora, todos los casos que he conocido en los que el cuento ha resultado venir de Oriente, el protagonista es un ella).
Y no solo nos toman por idiotas diciéndonos que nos suben los impuestos por la crisis mientras los que mandan se suben los sueldos y rescatan bancos en vez de personas. O cuando se argumenta que la televisión que tenemos es la que queremos y nos merecemos. O eso de que nosotras parimos, nosotras decidimos, ummm, lamentablemente ni siquiera en eso podemos decidir, en la mayoría de los casos.
Podría seguir. Estamos rodeados de mentirijillas y mentiras bien gordas. Pero lo que hoy me indigna, y me hace rechinar la dentadura empastada y unas cuantas endodoncias, es el tan traído y manido concepto, moderno, y guay, y progre, y más falso que la nariz de la Esteban o el morro de Esther Cañadas, de la conciliación laboral con la vida familiar (y con la vida en general, jejeje…).
Conciliar, según la santa RAE, es:
1. tr. Componer y ajustar los ánimos de quienes estaban opuestos entre sí.
2. tr. Conformar dos o más proposiciones o doctrinas al parecer contrarias.
3. tr. Granjear o ganar los ánimos y la benevolencia, o, alguna vez, el odio y aborrecimiento. U. m. c. prnl.
Si leemos cuidadosamente estas acepciones podremos observar algo curioso: al conciliar se busca unir de una forma equilibrada dos extremos contrarios entre sí. Lo que, aplicado a nuestro caso, señorías, la conciliación laboral, implica ni más ni menos que la vida familiar y la profesional son, per se, contrarias y opuestas entre sí. ¿Ah sí? Y ¿eso por qué no me lo dijeron en el colegio? ¿No nos han dicho por activa y por pasiva que las mujeres podemos trabajar y tener hijos y la vida sigue y santas pascuas? ¿No tenemos la «igualdad» tatuada en una nalga casi desde que nacemos, en esta sociedad-escaparate, de discursos demagógicos y promesas imposibles?
Esto, que ahora puede parecer de perogrullo, a mí hace dos años, entonces inocente ternesca, ingenua ciudadana recién parida y estrenada madre, bajo el influjo de los efluvios lácteos y los juramentos electorales me parecía una realidad perfectamente asumible y legalmente al alcance de mi mano. En mi cabeza, el germen igualitario que había crecido durante muchos años había dado como fruto la torpe certeza de que cuando dejase a mi tierna criatura de cuatro meses en la guardería, pobrecica mía, me quitaría la camiseta dada de sí y salpicada de manchas de madre primeriza y llorosa, y me pondría el traje a medida de mujer profesional, con estudios, carrera y con una lavadora de gran capacidad.
Y sí, por qué no, yo iba convencidísima de que podría desempeñar mi labor en ambos terrenos de una forma digna, bastante aceptable y bastante cara también, porque a la mensualidad de la guardería hay que sumarle la reducción en tu sueldo al elegir una jornada reducida (menos horas, menos sueldo, está claro y diáfano). Incluso tenía en mi extracto bancario un ingreso todos los meses por parte de la Comunidad de Madrid gracias a que una, en su afán, era madre trabajadora. Qué luego te da igual porque lo tienes que devolver en tu renta, pero bueno, parece que al principio como que daba ánimos.
Y así, desgarrada por dejar a tu pequeña tan pronto en brazos ajenos, vuelves a tu trabajo con más o menos alegría, con ciertas ganas de salir del aislamiento primíparo y llena de inseguridades tras el parón en el que, digámoslo así, no solo das a luz y chimpún, sino que, además, te conviertes en un ser básico, instintivo y primario destinado a satisfacer todas las necesidades de tu criatura.
Eso sí, por muy básico, instintivo y primario que seas, después del momento mamá-osa y cuando dejas al osezno alimentado, rechupado y recogido, también tienes algunas otras cosas que decir y que hacer.
Porque, a fin de cuentas, sigo estando igual de requetepreparada que antes, ¿no? Al abrir las piernas y empujar no me han desaparecido del curriculum los títulos, que yo sepa, ni los idiomas, ni los millones de cursos que he hecho, casi de forma patológica. Que yo sepa la pérdida de méritos curriculares no está dentro de los efectos secundarios de la epidural, o al menos, yo no firmé eso. Ni tan siquiera creo haber leído en ningún libro que haya contraindicaciones entre llevar discos absorbentes, saberte de memoria alguna canción de los cantajuego dichosos y aún así recordar los nombres de tus jefes o de tus clientes.
Y si todo esto es verdad, si cuando das a luz tu cerebro y tus conocimientos intelectuales no sufren una mutación irreversible que te dejan en estado «inservible como ente profesional» y solo aprovechable para ir de compras, cambiar pañales y tener la casita como una patena, si esto no ocurre, al menos que se sepa, y no está demostrado científicamente, ni ha salido en el Muy Interesante… Entonces, ¿qué coño pasa para que la conciliación laboral sea el nuevo timo de la estampita de nuestra era?
(Suspiro prolongado)
Pues yo lo tengo claro, lo que pasa es que cuando te dan el libro de familia con el nombre de tu criatura escrito con letra de caligrafía (que ya podían hacerlo a máquina, tanto 3D y tanta tontería…) las prioridades cambian, las empresas lo saben y, aunque están obligadas a dejarte en tu puesto, y bien que les pesa, hacen lo imposible por ayudarte a dejar paso a quien sí está dispuesto a currar hasta las once de la noche y, por supuesto, con una sonrisa en tu cara. Tú, en cambio, dejas de poner a la empresa antes que tu tiempo personal. Y para ellos dejas de ser un sujeto útil y disponible siempre que lo necesiten, algo realmente cuestionable en cualquier caso,y a cambio del mismo sueldo, pero bueno, cada uno es libre de aceptarlo o no. Que para esclavismo ya tuvimos bastante cuando hicimos las Américas…
Así que en vez de mirar tu productividad en las horas que estás en la oficina, de tener en cuenta la hora a la que llegas, o de dar facilidades para que se pueda usar el teletrabajo, ahorrándote horas en transporte en muchos casos, se tiende a contar no las horas que pasas allí, sino LAS QUE NO ESTÁS. Así me lo enseñaron a mí.
Por supuesto, no en todas partes se da este espectacular fenómeno de la naturaleza. Si eres funcionaria o tu empresa se desmarca del resto dando crédito a su personal, independientemente de su situación familiar, tienes más suerte, amiga. Muchas de las mujeres que conozco con estas condiciones en la empresa privada, y hay muchas, lo pasan francamente mal. Y descubren a las bravas, a empujones, que han sido desplazadas, relegadas, castigadas a ejercer trabajos inferiores a sus capacidades, ignoradas y finalmente despedidas porque cumplen a rajatabla su horario, porque no se quedan a reuniones a las siete de la tarde y porque no pueden ir a trabajar un fin de semana.
No pueden o no quieren, que francamente, es lo mismo.
Personalmente, creo que es una cuestión de decisiones vitales. Y no es tanto el poder, como el querer.
Básicamente, si no tienes a nadie para que cuide por las tardes a tu hija, es muy probable que tampoco quieras que nadie cuide por las tardes a tu hija, porque prefieres verla tú crecer y estar a su lado todos los días. Por muy respetable que me parezcan las decisiones en otras direcciones, que quede claro.
Y así tras comprobar que lo que te han contado no se asemeja en casi nada a la realidad, y que a pesar de que a veces sí funciona, esto de mezclar carrera y familia se me antoja como hacer experimentos caseros en los que sueles salir escaldado. Y saco la siguiente conclusión, que espero sea de utilidad para aquellas que padecéis esta misma situación : mucho, mucho, muchísimo, tiene que cambiar la mentalidad empresarial de este país, donde se premian y se reconocen las horas extras que se pasan frente al ordenador o dando forma a la silla en vez de la productividad, la racionalización de horarios y, a fin de cuentas, que los empleados puedan equilibrar trabajo y vida personal de una forma más humana. Mucho, muchísimo tiene que cambiar la mentalidad de los que nos firman los cheques, cuando una embarazada se plantea ocultar su estado ante posibles represalias. Mucho, muchísimo tiene que cambiar la empresa española y los que las dirigen cuando a la hora de buscar trabajo, una madre con hijos pequeños a los que quiere ver algo más que para contarles el cuento de irse a dormir, se ha de plantear muy seriamente si no será más inteligente emigrar hacia mejores perspectivas…
Peeeero, como esto muchos visos no tiene de cambiar en unos meses, por lo menos, una servidora arrampla con lo que pilla, le dice adiós con la manita al sistema, y se empieza a plantear la vida de otra forma. De la mía, básicamente.
Y que sea lo que yo quiera.
oleeee!!!!
OLEEEEE y
OLE!!
Y quiero añadir que no hace falta tener hijos para salirte de un sistema que no te respeta!!
Totalmente de acuerdo May!!!!
Gracias, gracias y GRACIAS!!! 🙂
Los mujeres ya han tenido bastantes beneficios:
Para empezar tienen que cambiar los lumbreras de los gobiernos de turno. El actual Ministro de Trabajo tiene una gran ocurrencia para el problema de la conciliación:
«Si tuviera que elegir una sola medida por encima de todas las demás para estimular la igualdad y, al mismo tiempo, la eficiencia de una economía, la capacidad, la producción y la riqueza a medio y largo plazo, esa sería que todos los chicos pudieran estar escolarizados inmediatamente después de su nacimiento» http://www.lavanguardia.com/politica/20110429/54146911677/el-gobierno-cree-que-los-ninos-deben-ser-escolarizados-inmediatamente-despues-de-nacer-para.html
Enhorabuena por darle una patada al sistema, espero que te salga bien la jugada. ¿nos puedes contar algo más?
Muchas gracias Aurelio!
Sí, leí en su día lo de la escolarización desde el nacimiento… qué barbaridad, en vez de ayudar a los padres (no se me moleste el sector masculino, jejeje) mira lo que se busca, que nos libremos cuanto antes de los niños para poder producir y producir y producir… qué barbaridad…
Yo también lo espero, pero salga bien o no, al menos lo intentaré 🙂
un saludo!!
Viva viva! Y suerte. Y mucho apretar los fuentes contra la injusticia y la supuesta igualdad.
Felicidades por el post, solo hay un argumento que falla:
«es muy probable que tampoco quieras que nadie cuide por las tardes a tu hija, porque prefieres verla tú crecer y estar a su lado todos los días».
A mi tambien me gustaria irme por las tardes a darme una vuelta con mi coche nuevo, ya se que no es comparable con un niño, pero el trabajo es el trabajo, y en esta vida no se puede tener todo.
Por otro lado, la Ley evita despidos mientras estás embarazada, aunque luego te acaban echando igual. Yo creo que se deberia cambiar la Ley para evitar despidos hasta un año despues del nacimiento, pero el fraude que se daría lo impide, me explico:
En la empresa de mi mujer, cuando empezo la crisis, todas preñaditas misteriosamente (una epidemia de fertilidad) excepto mi mujer. Mi mujer fué la primera en ser despedida por NO estar embarazada. ¿Como te tragas eso?
Gracias por tu comentario!
En cuanto a lo que dices de las tardes, pues me explico, por supuesto que hay que trabajar, y es que además quiero trabajar, me encanta trabajar! pero no quiero perderme los primeros años de mi hija, y si por la mañana puedo llevarla a la guardería, porque es evidente que necesito horas libres, por las tardes me gustaría poder estar con ella. Si tengo que ganar menos, pues gano menos, pero no quiero pasarme doce horas en una oficina, yo no. También te digo que aunque no tuviera a mi hija, tampoco querría esa jornada, pero bueno…
En cuanto a lo de tu mujer, tengo una cosa muy clara: para las empresas somos cifras y rentabilidad. Si les salía más barato despedirla a ella en vez de a todas sus compañeras embarazadas, que vaya tino por otra parte, no?, pues no van a mirar más allá. Todas las leyes tienen sus trampas y sus pasarelas, y no me quejo en este caso de ellas, sino de la mentalidad empresarial.
Un saludo
Gracias por tu respuesta, e insisto, felicidades por tu post. Por las experiencias de mi mujer, me solidarizo con ella y con todas las mujeres trabajadoras que tienen o tendrán que pasar por esto. Estamos en una situación donde la mayoria de las mujeres saben que van a ser despedidas al quedarse embarazadas, y aun asi lo hacen. Luego se quejan de que tenemos los menores indices de nacimientos del mundo.
Yo creo que esto es independiente del sexo. Si me lesiono las cervicales y tengo que estar 6 meses a media jornada por incapacidad temporal, voy a la calle. Vas a la calle igual sea un embarazo o una lesion, seas hombre o mujer. Esa es la mentalidad de estos grandes empresarios/as que tenemos en España. Y digo empresarios/as porque conozco casos de empresarias que pueden tener ellas mil hijos trankilamente, pero como a una administrativa se le ocurra tener uno, va a la calle.
Totalmente de acuerdo, Pep.
A mí me ha tocado vivir una realidad muy concreta como mujer y madre, y por eso lo enfoco desde mi punto de vista, pero sé que tanto hombres como mujeres lo tenemos muy chungo en esta sociedad.
Yo abogo por…
… trabajo por objetivos, ¿qué es eso de calentar silla?
… horario laboral a la europea, tanto de niños como de adultos, colegios, empresas y comercios, y si después de 8 horas productivas, todavia no has terminado el curro, habrá que darle una colleja a tu jefe por darte demasiado trabajo. Aquí caben dos opciones, o no sabe ejercer de jefe o es un listillo que quiere que le saques su trabajo.
… teletrabajo, lo que supone organizarse como a uno le venga en gana y así poder disponer de tiempo para los peques
En fin, que no es fácil pero no imposible.
Pues sí, claro que no es imposible…
🙂
Ole, ole y ole. Ahora siento en mis carnes esto que llaman «conciliación» aunque durante mucho tiempo (inocente de mi) pensaba que eso de las «presiones», los malos modos, y el sentirte como el último mono de la oficina eran cuentos chinos siempre que cumplieras con tu trabajo igual que antes der madre. Pues va a ser que no 😦
jejeje, pues va a ser que no 🙂
Ánimo!!
Pues no puedo estar más de acuerdo. Este tema siempre me tiene loca. Hace mucho escribí algo también tomando la definición de la RAE
http://megustasermama.blogspot.com/2009/09/conciliar.html
la palabra está desgastada de tanto usarse, y ni siquiera ha llegado a ser aún algo real.
Sí, creo que ambas tenemos en alta estima a la RAE, jejejejeje… y también coincidimos en la visión del problema, uffff, que problemón verdad?
Sí señora, bien escrito. Yo, que soy tío, te dejo una reflexión que escribí hace un tiempo y que a lo mejor te da pistas:
http://www.clubparenting.com/mal-padre-buen-jefe.html
Pues tienes más razón que un diseñador de ropa superchula y original para niños no ñoños 😉
Vaya, la amiga Accidental se nos ha enfadao y ha sacado la fiera que lleva dentro! Bien hecho, amiga! Muy buen post, güeno, güeno, pero yo creo que en el fondo, también deberíamos entonar un chiquitito «mea culpa». Nos hemos creído a pies juntillas todo lo que nos han dicho, todas las promesas de «seréis iguales y cobrareis lo mismo aunque tú tengas seis Masters y tu compañero de pupitre sólo el graduado escolar». Hemos querido comernos el mundo laboral sin soltar ni un ápice el instinto de mamaosa y todo lo que conlleva el privilegio absoluto que es parir…y eso al final acaba pasando factura. En el peor de los casos, te estalla la cabeza; en el mejor, el peso sólo te luxa la espalda. Cuando se prometieron las ayudas también nos lo creímos, pero la realidad es que cuando planteas una reducción te encuentras con un claro «O estás con nosotros o te vuelves a tu cueva».
Muchas veces estar fuera del sistema y verlo todo en perspectiva es un regalo más que un desdén, piensalo. Si el sistema no nos quiere, nos inventaremos otro, que otra vida es posible y eso lo sabemos.
Lo sé y te compro la reflexión y el auto-laceramiento, pero cuando ves la irracionalidad de los motivos que se esgrimen para apartar a mujeres muy preparadas, cuya única «pega» es que no se quedan más allá de su horario, de sus puestos de trabajo, , se te revuelven hasta los ovarios…
El sistema no nos quiere, mari, coge el petate que nos vamos 🙂
Yo creo que el principal problema es que sólo cambiamos nosotras cuando tenemos hijos. En general, a los hombres, les cambia poco la mentalidad. A ellos no les lastra tener una familia en casa, no se plantan a la hora de hacer horas extras, ni a las reuniones intempestivas, ni a nada de eso. Y ellos son padres igual. Pero parece que los niños sólo sean nuestros. Hay ciertas cosas que nosotras cambiamos, pero ellos no, así que claro, así no vamos a ir a ningún sitio. El día que ellos digan, no mira, que me voy, que me apetece (y necesita la organización de mi casa que esté) ver a mis hijos, y lo hagan todos en masa, entonces seremos iguales. Si no… estamos jodidas.
Y eso que yo tengo suerte, al menos en los tiempos que corren. Dentro de que creo que es necesario este cambio profundo, y que el resto son parches, yo soy de las afortunadas que he podido cogerme una excedencia, me adapto el horario a mis necesidades familiares (de modo que nunca llego a la misma hora a trabajar, voy según puedo) y trabajo sólo cinco horas porque me apetece disfrutar de mis hijas. Que no es poco.
Pues sí, no es poco, afortunada tú 🙂
Aunque hay muchos hombres a lo que no se les puede reprochar nada, yo conozco muchos así, y da gusto… Tienes algunos ejemplos en los comentarios de este post (evidentemente hay uno que no, jejeje) y es gratificante poder compartir puntos de vista con el «sexo fuerte».
Un abrazo!
Lo triste no son solo los hombres, es peor la infinidad de mujeres que tienen grabada a fuego esta mentalidad. Pero hay que seguir luchando, aunque sea desde fuera del sistema, pero por lo que a mí respecta, no pienso dejar que esa mentalidad siga campando a sus anchas.
Besos y enhorabuena, ¡¡¡¡amiga!!!!!
jajaja, ya te digo, amiga, cuánta mujer hay que es mucho peor que los hombres…
Todo llega, compañera, lo verás y yo también!
Un besazo!
Felicidades por expresar tan bien lo que muchas sentimos
Solo decir que no es un problema solo español, desgraciadamente ser madre se penaliza en casi todo los países salvo en los escandinavos y algunos más. He vivido y trabajado en 4 países y he visto dramas de conciliación en todos.
Creo que a pesar de que los gobiernos tendrían que intervenir para facilitar esta conciliación, es más un problema social. He oído menosprecios hacia trabajadoras con hijos de hombres y mujeres. De hombres y mujeres que ya tenían hijos o que no los tenían, de todo tipo, pero bueno, ¿ellos no tuvieron una madre que les crió?
Mi vecina tiene que decir que se va al notario cuando quiere ir a ver el espectáculo de fin de año de su hijo. Me cuenta que hay hombres en su oficina que se quedan hasta las 9 de la noche mirando facebook y jugando a los marcianitos para que se piensen que están trabajando y para no tener que colaborar en las cenas y baños de sus hijos en casa. ¡Por Dios!
Mira, yo esta semana tuve una entrevista y cuando se habló de flexibilidad horaria se congeló el aire…pero eso es otra historia y ha de ser contada en otra ocasión, cuando se enfríe.
Ya, creo que todos conocemos casos sangrantes de gente que se queda sin hacer nada en la oficina hasta las tantas, solo por quedarse!!! que es para flipar…
Mucho tiene que cambiar la sociedad para entender que la flexibilidad es buena, y no es una excusa que nos inventamos las madres para poder ir a la peluquería o de compras, que es que hay que aguantar cada opinión… dios!
Cuéntanos tu experiencia en esa entrevista cuando te animes, te sentará muy bien 🙂
Lo haré en cuanto me confirmen el NO.
Vaya, pues qué te voy a decir, que tengas mucha suerte 🙂
Querida y estimada Accidental:
Tras la experiencia que has pasado es lógico, humano e internetísticamente comprensible tu post, pero con todo el cariño te digo que esto lo sabíamos tanto tú como yo como todos los españolit@s. No seré yo quien formule clases magistrales sobre el germen productivo y empresarial de este país ni los diferentes formatos de trabajadores que formamos parte de la masa laboral. Recuerdo un post de BlogdeMadre catalogando a las madres en el parque; si tengo tiempo, te mando uno sobre compañeros de profesión, que combinado con tipología varia de empresarios/directivo/perralleirus club hacen que se den situaciones como las que señalas.
Ahora bien, una persona cultivada como tú, debería saber que tener hijos es un trabajo, no sólo un compendio de amor-perpetuación especie, y que vivimos en una sociedad en la que se pagan facturas que en otras ni se plantean, para lo cual se hacen esfuerzos… unos se quedan más tiempo (no voy a juzgar si es necesario o no) y otros prefieren ver crecer a sus hijos.
Como bien sabes, yo decidí procrear y dar amor, pero he combinado renuncias en todos los apartados, intentando equilibrar mis compartimentos estancos (compañero, hija, trabajo, familia,amigos) y, aunque estoy satisfecha, debo resaltar que no he visto crecer a mi niña «al uso» (no cheque bebé, risas por petición reducción jornada, lactancia materna sólo hasta 5,5 meses, no estaba en el «momento 1ª papilla» o «primer paso»..), y siento decir, que no pasa nada, pero la de comentarios que he tenido que aguantar. Ahora, tras 11 años, tengo una personita equilibrada y serena, con un mundo interior que para sí quisieran muchos adultos y que es consciente de mis renuncias y cómo he querido compensarlo, porque ha visto que su progenitor ha hecho exactamente lo mismo que su progenitora. Mi útero no me da una conexión superior con mi hija que la que tiene con su padre, por eso nunca he leído cuentos chinos… tal vez los de Las mil y una noches.
Por si alguien tiene dudas de mi particular experiencia, finalizo con la frase que recibí hace 11 años y 3 meses en el despacho: «Bueno, espero que se hayan terminado los embarazos».
Carpe Diem!
Siempre tuya,
Querida y admirada amiga
coherente:
Muchísimas gracias por tu respuesta. Cada madre llevamos una historia personal de renuncias y de conquistas, y todas, las que yo conozco, surgen desde el amor y el sacrificio.
Poco más puedo añadir a tus palabras, sólo un enorme abrazo.
AMÉN!!! Yo ahora mismo, soy una gran afortunada, pero porque mi empresa tiene una norma de conciliación maravillosa y me está viniendo super bien. Se valora el trabajo real, y si un día hay que llevar al niño al médico, pues se lleva y punto (bien por ellos, por supuesto, ojalá más empresas tomaran ejemplo). Pero antes de entrar aquí, en una entrevista, después de varios días de «deliberación» el angelito que me llamó para decirme que no me cogían me solto una perla tal como «así puedes tener más tiempo para criar a tus hijos» ……. ¿y tú decides por mí si yo quiero/necesito más tiempo para criar a mis hijos??????? alomejor yo NECESITO trabajar para poder criar a mis hijos……. perdón por la palabra…. Gilip******!!!!!. Yo soy un poco especial, porque tengo 5 hijos, los 3 últimos trillizos, lo que hace que «la noticia» del número de hijos en «mipoder» alarme a cualquier, incluso no empresario, pero NUNCA he tenido problemas en el trabajo, cumplo como lo que más, o alomejor hasta mas, no llego tarde, no me voy antes, y si un día (como excepción) hay que quedarse, me cuadro y me quedo….. Eso sí, tengo más vida después del trabajo, de echo tengo una vida mucho más importante e interesante después del trabajo, y la quiero disfrutar…., pero tal vez sea una mentalidad «rara» la mía, ya la tenía antes de ser mamá, y multimamá.
Besos a todas las mamás con problemas de conciliación, y a los pocos papás que también la tienen.
Muchos besos para ti también, que me has dejado muerta, nada menos que 5!!!!!!!!!!
Y sí, lo de que te digan que te vayas a tu casa a cuidar de tus hijos como si te estuvieran haciendo un favor es todo un clásico, a mí me parece que es frase de examen para darles el puesto de directivos, hay que joderse (con perdón…) jejeje
Gracias por el comentario y un abrazo!
Yo en mi línea… sin más palabras que añadir. Solo, Olé !!!!!
No hacen falta más palabras: solo muchas gracias!
Si es que en realidad no deberia ser tan difícil, joe. Las opciones están, pues que podamos uasarlas sin que nos miren mal! Por ejemplo una excedencia. O simplemente un poquito de flexibilidad en las horas de entrar y salir.No sé, hay cosas que se pueden hacer.
Yo coincido contigo. Quiero trabajar, pero no quiero perdérmelo todo por eso. Un poquito de equilibrio…
Ya, nosotras, acostumbradas a lidiar con ochocientos problemas a la vez mientras nos ocupamos de la casa y de los niños, sabemos que hay otras alternativas a las ocho horas rígidas en la oficina, ocho como poco, claro…
Pues claro que queremos trabajar, tenemos mucho por hacer, y no solo atender a nuestros hijos y nuestra casa, que se enteren ya!
un abrazo!
Tienes la maravillosa capacidad de expresar lo que tantas madres sentimos y vivimos.
Me ha costado más de lo que muchos os podríais imaginar salir adelante y he tenido que llegar a extremos durísimos. Quisiera poder contarlo con algo de ironía o de humor pero la verdad es que hoy no me sale.
Finalmente, de momento he ganado. Ya que no puedo tener un buen trabajo, ni siquiera uno regular, elijo tener una familia feliz y parece que es posible.
Algo más: me ha impresionado tu blog, te agrego como enlace a los míos.
Jo, pues muchas gracias, me alegro de que hayas llegado a un punto en el te puedas sentir feliz, aunque hay que ver lo difícil que están las cosas…
Y muchas gracias por enlazar el blog, pero no me aparece el tuyo… ¿cuál es? 🙂
Pues sí, estudias, te formas y al final… te aparcan. Muy buen post, creo que todas lo hemos vivido. Si yo hubiera sabido al comienzo de mi carrera profesional del tema habría barajado más opciones, me ha pillado un poco tarde, aunque no puedo quejarme.
Sí, creo que yo también hubiera hecho las cosas de otra forma… pero claro, a estas alturas hay que salir adelante con lo que tenemos, jejeje…
Muchas gracias por tu comentario, Marta.
Un abrazo
Touché!!!
Blanco y en botella. ¿Lo peor? Las mujeres machistas, ponen más palos en las ruedas que el más machista de los hombres y entorpecen la conciliación que ya de por sí es complicada.
Como dices, mucho tienen que cambiar las cosas, muchísimo….(suspiro)…
De suspiro en suspiro y tira porque te toca… en la cola del paro… uff, mira, me he acordado de que tengo que pedir la cita, jjjj
Y de todo hay, mujeres machistas, hombres machistas, caballos machistas… jjjj
un saludo rubia!!
pues aquí tienes a otra tonta que se creyó que podría cambiar de trabajo, mejor pagado y más ajustado a su flamante y recién estrenado master gabacho en comunicación, y que pensó que lo de tener un hijo no le revolvería las tripas hasta tal punto de dejarla tan enganchada a esa personita que meses más tardes, aquí sigo (aunque esta aventura se esté ya acabando), anclada a la misma silla y a un horario decente que me permite estar a las cinco de la tarde en mi casa.
Mucho ánimo amiga 🙂
Muchas gracias, mon amie! Espero que tu aventura discurra por caminos venturosos, y nosotras que lo veamos 🙂
un abrazo hasta la lejana Galia
Una verdad como un templo, que pena… ya hace tiempo que pienso en esto, y ahora que estoy embarazada tengo claro que me salgo del sistema, pero YA! Y aunque no tuviera hijos… de que valen las horas extras? las reuniones a las ocho de la tarde? Al final, te jubilan igual que a cualquiera, ni agradecido ni pagado!! Eso si no te hacen un ERE con 50 años, y te joden la vida laboral que te quedaba. Como se dice en un comentario, para la empresa somos solo numeros. Es asi.
Un saludo… animo y suerte!!
Laura.
Muchas gracias Laura, tú que estás a tiempo corre y sálvate!!!
Un saludo y suerte para ti también!!!! 🙂
Se puede decir más alto, pero más claro me da a mí que no. No conciliamos, renunciamos. Es que no nos dejan hacerlo de otra manera, pero a ver si entre todos conseguimos que las cosas vayan cambiando…
Besos,
Lady Vaga.