El otro día, el sábado para ser exactos, un chavalín aullaba bajo nuestra casa porque no sé quién no había metido un gol en la portería de otro no sé quién. Y os juro que el grito de Catelyn Stark en la Boda Roja no tiene nada que envidiar al dolor que ese muchachillo estaba compartiendo con el mundo. Porque su equipo no había ganado.
Y oye, que lo siento, de verdad. Que me dio hasta penica y todo después de oír al vecino gritaros que íba a llamar a la policía si no dejabais de aporrear lo que fuera que estabais aporreando. Que estabais sufriendo. Estaba claro.
No hace falta irnos a lo que está pasando no tan lejos de nosotros con los refugiados, a los que hacemos como que no vemos. Pero hace poco me contaban de una amiga que acababa de descubrir que su hijo tiene autismo. Y eso sí duele. O un compañero de trabajo que se había quedado paralítico por un tumor. Zasca. O la empresa familiar que tiene que echar el cierre después de décadas currando y entrar en concurso de acreedores con lo que ello supone. Mucho dolor. Y rabia. Y frustración.
Eso son tempestades. De las que puede que no consigas salir indemne. Ahí es donde la vida te deja pingando y donde realmente tienes que demostrar de lo que estás hecho.
Y no me vengáis con las pasiones, los colores y los benditos once contra once. Porque me da la risa, pero mucho.
Pero luego muchas ganas de llorar.
Los que se quejan por tonterías no saben lo que es que la vida te ponga a prueba. No lo saben. Y que nunca tengan que saberlo, porque no darán la talla.
Las tempestades… nos ponen a cada uno en nuestro sitio. Un abrazo guapa!
Decía Valdano la tan relamida frase de que el fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes. La cuestión es definir qué le importa y qué no, a la gente. Obviamente, no todo el mundo sabe y comprende el valor e importancia de las cosas, y cada uno tiene su escala de valores. Igual mi hijo hoy no tiene nada que comer, y me la sopla, pero eso sí, no me rayes el coche que te mato.
No darle valor a las cosas que realmente lo tienen, y a la inversa: ese sí que es uno de los deportes nacionales. Y así estamos como estamos.
Pues sí, así estamos. Qué penica, de verdad…
Un abrazo Sem!!
Ironías de la vida… la sociedad se cuida de tener a la gente preocupada de cosas inútiles como el futbol, pero oye, que dicen que la sociedad lo necesita… por distracción y eso… aun sigo intentando encontrarle el sentido…
Buena reflexión 😉
No lo tiene, no se lo busques….
Un besazo!!