Tu cuerpo es muy hermoso

No conozco (casi) ninguna mujer que tenga una relación sana con su cuerpo. Y no me atrevo a decir ninguna al 100% porque seguramente alguna sí que haya, pero vamos, su trabajo le habrá costado también. Casi ninguna que se quiera como es, con sus caderas anchas o su ausencia de tetas. Con sus cejas pobladas, o sus juanetes. Que se mire al espejo sin censura, sin reprobación, sin vergüenza. Que vea más allá de los kilos, la celulitis o las pieles colganderas. Que se de el visto bueno. Que se quiera.

No nos queremos. Casi ninguna. Y no sé muy bien cómo se arregla esto.

Porque no hay más que ver cómo nos tratamos. Nos arrancamos el pelo de todo el cuerpo, con dolor normalmente. Nos teñimos, nos «horneamos», nos tapamos bajo maquillajes, máscaras, postizos, implantes, lentillas, extensiones, tacones, bragas-fajas, rellenos… Nos fiamos de vendedores de humos que nos prometen kilos de menos si nos enchufamos no sé cuantas dietas, a cual más ridícula. Nos cortamos trozos de nuestro cuerpo para cumplir el canon. Escondemos nuestras reglas, nuestros «días», nos avergonzamos de nuestras hormonas, de nuestros ciclos.

Nos alejamos de lo que somos para convertirnos en lo que se espera que seamos.

Porque para qué hacemos todo esto? En serio, ¿para qué? ¿Para quién?

¿A quién le supone una vida mejor que una mujer se opere los labios vaginales para que sean simétricos? ¿A ella?

Y no hablo de operaciones necesarias, o evitar situaciones que no permiten vivir de una manera digna. Está claro que es bueno cuidarnos, el deporte es sanísimo y sobre todo tener la mente despejada es fundamental para que el cuerpo también marche como toca, pero sobre todo porque este cuerpo nuestro es el único que tenemos, y es mejor vivir con uno que tire mejor, ¿no? Pero de ahí a lo que nos hacemos… Hablo de lo que perpetramos cada día en las cabinas de rayos UVA, en las de depilación, en las de estética, en los herbolarios, en las farmacias, en las clínicas, en los buscadores de Google, en las revistas «para mujeres» y cada vez más en las «de hombres», en las calles, en las carreras populares, en los gimnasios matándonos para quemar grasas, por entrar en la 36, por ser aceptados socialmente. Hablo de no querer ver nuestro cuerpo, de alejarnos de él convirtiéndolo en un objeto a mejorar, siempre.

Y me enfada mucho, muchísimo, que desde los medios de comunicación, desde la publicidad, el entretenimiento, la sociedad en su conjunto, desde cualquier sitio se nos dispare con mensajes tan enfermos, se nos vendan motos con las dietas, los planes bikini y demás estupideces y se alimenten modelos de mujer, y de hombres, inalcanzables para el 95% de la población. Pero me enfada mucho más que no seamos capaces de verlo. Y de vivir queriéndonos.

Y ya no solo por mí y mi generación, que vivimos completamente subyugadas a las modas, y a los cánones que culturalmente seguimos reproduciendo. Y tragando. Y vomitando. Sino por nuestros hijos, por su concepto de la belleza, por lo que aprenderán del mundo que les rodea. Por lo que aprenderán de nosotros, ay madre mía. Y me siento impotente a veces ante tanta mujer 10, ante tanto hombre impoluto. Ante toda la mierda que tragamos cada día sin ni siquiera ser conscientes. Ante los dioses de barro (hidratanto, por favor) que nos rodean con su canto de sirena. Y ya sabemos dónde acaban esos cantos. En nada.

No nos queremos. No aprendemos a querernos como somos.

¿Cómo seremos capaces de enseñarles que hay belleza en nuestras taras? Que no existe esa quimera de la perfección. Que el mundo es lo que es por lo feo, los errores y los fracasos de la naturaleza, y del hombre. Y que la paz interior no reside en una 36…

 

15 comentarios en “Tu cuerpo es muy hermoso

  1. Grande!!! No cambiaría ni una coma. Cuanta razón y qué lástima da admitirlo. Y lo que es peor, no sólo no lo estamos combatiendo ni mejorando si no transmitiendo a nuestros hijos ese miedo, ese odio, por la supuesta imperfección. Cuanta rabia y cuanta impotencia!

  2. Es cierto como la vida misma, y muy difícil escapar de ello, pero no por eso no hay que luchar,quizás en mí,sea más complicado,pero puedo hacer lo posible para que mis hijos lo vivan diferente.Como diría la canción,aunque no te guste el grupo: sé que soy mucho más guapo cuando no me siento feo…😜

  3. ¡Fantástico! Pero te diré que al menos sí que conozco una manera de empezar; una propuesta de «primer peldaño de la escalera» en esa educación por la igualdad y la afirmación de la belleza personal y social, que, si bien no es para nada milagrosa (no creo en las soluciones milagrosas), te diré que sí que creo firmemente que es una buena propuesta, o un punto de partida, por lo menos para empezar. Eso sí… Requiere, como todo, de esfuerzo, entereza mental, y valentía. Mucha, de hecho. En realidad, una valentía del tipo de la que mucha gente carece. Que nada hay gratis hoy día en esta vida. (Porque en parte ya se te presupone haber ascendido parte de esa «escalera»…)

    Y el término es… NATURISMO. Y el dónde o cómo: vacaciones → playa/camping/espacio naturista, por ejemplo, y para empezar.

    Simplemente, (y antes de que la gente se me tire al cuello), decir que la esencia del verdadero naturismo (que no «nudismo»…) es precisamente esa, eliminar todas estas barreras artificiales impuestas (por nosotros mismos y por los agentes externos -sociedad, mercados, etc-) que lo único que hacen es alienarnos y meternos en etiquetas que no nos corresponden, para aceptarnos como somos y vivir en la mayor armonía posible con nuestros cuerpos y nuestro entorno.

    Imaginad que desde pequeños crecemos en un entorno en que no se enconden las arrugas, no se esconden las tripas, no se esconden los granos, ni las cicatrices, ni las canas, y en que cada parte del cuerpo es propia y natural del mismo; en que nadie se pare a mirarte dos veces por tu aspecto; en que unos genitales tienen la misma importancia visual que una oreja, y en el que nadie tiene nada que ocultar, porque se parte de la base de que cada uno de nosotros somos ya HERMOSOS, cada uno en su forma, en su tiempo y a su manera.

    Imaginad siquiera el vuelco social que algo así supondría, llevado a gran escala.

    Obviamente, es una utopía, claro. Pero hay gente que sí que vive (y se aplica) esa premisa. Así que no es imposible, como opción; como punto de partida. ¿Qué enseñar? Que mi cuerpo es hermoso. Como el tuyo… Como el de más allá. ¿Cómo enseñarlo? Como casi todo lo que quieras que realmente llegue, me temo: con la acción.

    Pero como digo… hay que ser valiente. Del tipo de valentía que implica dejar la ropa en casa. Y claro, muy poca gente está dispuesta a eso, realmente…

  4. Ole tú! No me parece mala idea, aunque así de primeras no nos veo a todos preparados para semejante proeza jjjj (y si te digo la verdad tampoco me imagino viendo a todo el mundo desnudo) pero eso ya es otro tema jajajajajajaja
    En mi caso he empezado por mi boicot personal (no consumirlas vamos) hacia cierto tipo de publicaciones para mujeres y en cómo hablar de esos temas con mis hijos. Pero vamos, que tenemos tan incrustado este concepto de belleza que nos va a costar mucho rebelarnos, la verdad…

    Un abrazo majo (¡naturista! jajajajaja)

  5. Es cierto, lo has clavado, y es una pena, porque me gustaría poder decirte que estás equivocada, pero no lo estás, de hecho has tocado una llaguita en varias de las personas que lleguen a leer este artículo, personas entre las que me incluyo, porque además me has tocado mucho la fibra sensiblera y hasta se me ha saltado una lagrimilla, porque querida amiga, cuanta razón tienes! Pero qué penita da ver que tengas tanta razón.

    Yo no puedo decir nada, porque bien sabes tú que ahora soy una de esas mujeres que siempre se ven «alguna pega», una de esas mujeres que siempre estarán insatisfechas con su aspecto y que creen que cuanto más se cuiden o más dietas hagamos , más cerca estaremos de la falsa perfección.
    Así que pasamos más de media vida persiguiendo humo, pero lo peor de todo es que no nos damos cuenta hasta que llegamos a leer algo como lo que hoy has escrito tu.
    Enhorabuena y gracias.

    Un abrazo.

    1. Muchas gracias Paris! Con lo bonita que eres y lo mucho que estás sufriendo, lo que menos debería preocuparte es esto, pero lo sé, lo entiendo y no, no debería ser así. No es tarde para luchar por lo que sí merece la pena, como bien sabes, y eso seguro que se lo enseñas a tu hija. Que tú cuerpo es muy hermoso y cuenta una historia llena de valentía. Y eso vale muchísimo más que unas medidas perfectas.
      Un besazo guapa!

  6. ¡Ay, el culto al cuerpo! Como gorda fuera de los cánones de belleza actuales que soy ¡debo ser la única que vivo feliz en mis carnes! Por salud voy a tener que hacer un pensamiento para aprender a comer más sano, pero vamos, esto de operarse los labios vaginales, o aquello otro del blanqueamiento del ano, o subirme las tetas hasta la garganta porque 2 años y medio de lactancia tienen sus efectos secundarios… ¡ni loca!

  7. ES tremendamente frustrante, sí. El hecho de encontrarte muchas veces diciendole a las criaturas que así están «más guapas/os» … ¿Qué criterio tenemos incrustado? es misión imposible por el momento, somos parte de esta cultura prejuiciosa… lo llevamos enredado en las tripas…. en fin… genial post Mónica, siempre aportando reflexiones útiles.
    Gracias
    un abrazo grande

  8. La vida misma…
    Pocas palabras tengo que añadir.
    Muchos son los frentes desde los que luchar contra esta lacra. Uno de ellos es en el que estoy inmersa ahora, la fase de depuración. Hay que rodearse de gente que te quiere tal cual eres. Si se tiene la mala fortuna de topar con gente artificial la tarea de querernos se vuelve más complicada.
    Me encantan tus reflexiones, tu naturalidad y tu sinceridad.

    1. Muchas gracias! Y mucha suerte con la depuración. Sigue tu instinto que seguro que te lo pone más fácil a la hora de quedarte con los buenos, aunque sean pocos.
      Un abrazo y mil gracias por tu comentario ❤

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