Mad Men y el efecto «mute»

Mi última «adquisición», televisivamente hablando, se llama Mad Men, y me tiene sin vivir en mí.

No es por el tema de la publicidad en su estado más puro, que también.

No es por el tema de una ambientación extraordinariamente lograda, que por supuesto que también.

No es por el retrato absolutamente frío y descarnado de una generación, una sociedad, y unos valores que ahora podemos ver en su máximo apogeo: la gran USA en pañales. Y que, por cierto, me trae a la memoria la también grande «Aquellos maravillosos años«, solo que aquella tenía una ingenuidad que los mad men no conocen.

No es por el reparto, al que hago la ola en cada capítulo. Desde la fabulosa jefa de secretarias Joan Holloway, pasando por el desconcertante Pete Campbell, al que a ratos no sabes si odiarle mucho o compadecerle. O su mujer, la pobre Trudi, a la que me costó ver al  principio separada de su mochila de empollona de Community. Y por supuesto, el protagonista Don Drapper, el increíble  Jon Hamm, que se merienda cada plano con su sola presencia… Y podría seguir, pero ¿para qué?

No es por cada uno de estos motivos. Sino por lo que no vemos.Por los silencios, por las miradas que dicen más que callan.Por el efecto «mute» que oculta algo que sabemos que está sucediendo.Por lo que pasa fuera de cámara. Por lo que los personajes se dirían si tuvieran coraje, si fuera otra época, si fueran otras personas distintas.

Me maravilla y me perturba a la vez todo lo que ocurre sin que nos lo enseñen.

Y traslado ese efecto «mute» a mi vida,  y a la de los que me rodean y solo pienso y «repienso» en lo que diría si pudiera, si fuera más valiente, o más osada, o más tonta. Nunca se sabe.

¿Nunca lo has pensado?

3 comentarios en “Mad Men y el efecto «mute»

  1. Oh, me encanta esa serie!, pero no había forma de seguirla en Cuatro, cuando te la ponían un martes sobre las 22:00 y a los 3 capítulos la pasaban a las tantas de la mañana de cualquier día.
    Tengo que hacerme con ella y rememorar el momento «estudio de color del pintalabios», o los ojillos golosones de la mujer cuando le instalan el aire acondicionada.

  2. ¡Qué maravilla de serie! ¡Qué análisis de la norteamérica de los 60! También a mi me tiene deslumbrado por su calidad estética e intelectual tan poco corriente en este tipo de producciones.

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