Son días duros para la poesía. Y para el humor. Y para la humanidad, en general.
Preferentes, quitas, desahucios, duchas de agua fría y recortes, tres comidas al día, censura y malos periodistas, saltos desde trampolín, coreanos atómicos, venezolanos que hablan con pájaros, españoles por el mundo buscando un trabajo digno…
Están siendo días muy duros para muchos, meses y años en los que toca reinventarse, buscar caminos nuevos y quizás, también, quitarnos la camiseta de la comodidad, se acabó el conformarse con lo que nos dan como si no tuviéramos voz y voto y este no fuera más que un papel. Toca salir a la calle a gritar y defender lo que tanto trabajo les ha costado conseguir a nuestros padres y abuelos.
Y también es momento de quitarnos de en medio a unos cuantos que nos sueltan, así como si pasara nada, que lo que pasa es que los de derechas sí pagan la hipoteca, que lo que pactaron fue un sueldo en diferido, que los millones de euros en Suiza sin declarar son producto de su trabajo, que su mujer no sabía nada, que ella misma no sabía de dónde salían los ferraris, que el dinero de los EREs se había desviado sin querer a los bajos de su casa, a los que nos dicen que tenemos que pagar su mala gestión arruinando cajas y bancos mientras se piran con finiquitos multimilonarios…
Yo no sé cuál es la solución para echar a los mangantes y a los delincuentes y a los prevaricadores, y a toda esa gentuza que vive a nuestra costa, chupándonos la sangre cuando está el país entero consumido entre deudas, impuestos y recortes. Y cada vez me los creo menos, a esos farsantes que se dirigen a los periodistas desde una tele de plasma, que ni se atreven a recibir preguntas en directo, y que se las apañarán para salir airosos, hagan lo que hagan. Como el que se va a Catar.
Sí sé qué toca protestar a todas horas y no callarse. Y que a pesar de la creciente marea popular, que viene a ser los millones de personas a los que por un lado o por el otro nos están están robando, no nos hacen caso. Y siguen con sus medidas, y sus ajustes, y sus subidas, y cerrando el nudo en torno a nuestros cuellos.
Sé que en dos años y pico volverán las elecciones y que la solución no está en la alternancia porque todos cojean del mismo pie.
Pero también sé que no nos rendiremos. Y que seguirá habiendo poesía, a pesar del mal rollo y de la tristeza. Y seguiremos luchando por una vida digna, por un trabajo y un sueldo en condiciones. Y que el humor no nos dejará nunca, porque de la mala leche y de las desgracias también se hacen chistes en este país nuestro.
Y sí, seguiremos poniendo flores en las ventanas…
Y no dejemos de ponerlas…con la esperanza puesta en el cambio que toda crisis trae consigo y que aprendamos de todo esto…
Estoy totalmente convencida que el tiempo pone a todo el mundo en su sitio…soy una ilusa, lo sé.
A mí me cuesta ser tan encantadoramente ilusa como Yolandica, lo admito. Ha habido muchas crisis a lo largo de la historia mundial y parece que las cosas se enderezan unos años y se cae en otra porque el hombre es capaz de tropezar incontables veces con la misma piedra. Vendrán tiempos mejores, de eso estoy segura. De lo que no estoy tan segura es de que se vayan a mantener. Una pena. Besotes.
Soy Álter, que esto ha publicado cuando le ha dado la gana…
Qué injusta eres con la pobre Ana Mato… mira que decir que no sabía nada del Ferrari cuando era sólo un Jaguar!!! Amiga accidental, yo estoy llegando ya a un punto que no sé si las cosas me hacen daño, me sorprenden o me resbalan. Como dices, la alternancia tampoco es solución y lo peor es que, pese a tanta desfachatez, si las previsiones se cumplen y en un par de años crecemos, tendremos a toda esta panda de sinvergüenzas con mayoría absoluta porque sus fieles votantes (y algún otro) estarán convencidos que es gracias a sus medidas. Sí, esas medidas que son lo contrario que dijeron en campaña que iban a hacer.
Así nos luce amiga, una vergüenza y un cansancio total. Lo importante no tirar la toalla.
Besos mil
Si es que lo has dicho todo … no me queda nada que añadir 🙂
Y aunque no soy amiga de las flores, más bien ellas no lo son de mí (soy alérgica de casi todas), prometo poner alguna en mi ventana.
Un besazo
Yo hubo un momento en que pensé tirar la toalla y dejar de ver la tele incluso, pero mira por donde por suerte no lo hice y desde entonces no paro de hacer uso de mi derecho a pataleta, sea en color fucisa, verde o blanco. Estoy harta y espero que de aquí a dos años si hemos sobrevivido nadie se olvide de estos, porque la patalta y las urnas son por ahora lo único que no nos han recortado.
Si se me permite hacer de molesto moscón, sí, quejémonos, caguémonos en todo, pero también recordemos en qué punto estamos y cómo hemos llegado hasta aquí. Reivindiquemos nuestra valía pero dejemos de renunciar a puestos de 1000€ porque no es suficiente pago para nuestros cinco idiomas y dos másters. Como en toda crisis, en todo cambio y en toda hostiaputa qué lío hay montao, sobrevive el que se adapta no el que vive en un perpetuo anteayer…y nosotros hace mucho que nos somos señoritos aunque sigamos viviendo como tales.
Por lo demás, pongamos flores en la ventana y en el pelo, amiga, que salir a la calle rebonica a una le da un nosequé… Que nos han quitado las subvenciones, pero que no nos quiten la alegría de vivir…
Pues sí amiga, el derecho a protestar y a la pataleta de momento no nos lo pueden quitar, así que hay que seguir ahí luchando y proetstando por todos y cada uno de los recortes y derechos que nos están quitando, así que seguiremos poniendo flores en las ventanas ( 3 geranios con flores que sobreviven a mis olvidos de riego jejeje), y como bien dice la amiga Peineta seguiremos protestando y apoyando a las mareas fucsia, verde, blanca,etc. Besitos!!!