Hoy he descubierto un método eficaz para empujarme a actuar cuando el peso de la gravedad me inclina a dejarme llevar por las circunstancias, vamos, cuando no me atrevo a mover un dedo y prefiero que las cosas pasen en vez de tomar la iniciativa.
Eso tan traído y llevado de la proactividad como un «must» se materializa dolorosamente con toda su relevancia en ciertas ocasiones y queda patente (sobre todo cuando nos va mal) que deberíamos practicarla como estrategia habitual ante la vida. Pero reconozcámoslo, a veces cuesta eso de decidir. A veces las excusas se multiplican: no es mi culpa, que lo digan ellos, no es mi trabajo, la abuela fuma, el abuelo juega al bingo, y así hasta los deberes se los comió el perro, remontándonos a nuestros años mozos.
Y a veces, por esto tan usado de la costumbre, pensamos que ante algo que no nos gusta, la mejor política es la queja. Y nos lamentamos amargamente de nuestro sino, de nuestros jefes, del vecino ruidoso, de los malvados planes para dominar el mundo de los chinos, o del sabor barbacoa del Telepizza. Todo vale para seguir arrastrando las perchas de nuestros trajes hechos a medida, nuestras excusas.
Eso pasa y pasa y pasa. Y puede pasar durante toda la vida. O puede llegar un día en el que piensas en qué le dirías a tu hijo si él te planteara el mismo problema al que NO te estás enfrentando tú ahora. Yo lo tengo claro. Le diría: Hija, déjate de pamplinas y de mirar el facebook todo el día y demuestra que tienes ese par de huevos metafóricos que has heredado de tu padre y de tu madre. Hazte valer, ¡coño!.
Bueno, a lo mejor con esas palabras no se lo soltaba. No quiero manchar mi «inmaculado» expediente maternal con insultos y referencias anatómicas no apropiadas. Pero bueno, en esencia, ahí está el mensaje que a mí misma me ha servido de acicate, de cachete virtual y de motivo para decir, ¡aquí estoy yo! ¡con mis huevos! (metafóricos, reitero).
Amigos, practiquen la proactividad, como quieran, con huevos o sin ellos, pero ténganla presente y transmítanla a sus congéneres. Y así el día que nuestros hijos nos planteen algún dilema por el que seguramente ya habremos pasado (por viejos y vividos) podremos decirles con ese típico tono paternal: haz como yo, y échale un par, hijo…
tienes el poder de dejarme sin palabras cuando te leo… y me quedo pensando que tienes mucha razón y un par, sí señor!
Jajaja, y tú un criterio estupendo maja!!! jajajaja, muchas gracias!
Buah… eso de pensar te pasa porque eres una muerta de hambre. Si tuvieras lo que hay que tener (que no son huevos metafóricos, sino money real) verías clara la realidad, y tu único «must» sería: «Que no se me olvide mirar lo del internado para la jodía niña esta, que no deja de hacer preguntas…».
Da gusto leerte, Monipenny.
Barbas, tienes más razón que un santo, a mí lo que me hace falta no es proactividad sino pasta!!!!! Interesados en donar a mi causa: me remiten Uds los cheques al apdo de correos 2200.
Muchas gracias señor barbudo
pd. ahora que ha subido el Rayo, habrá otro equipo más sufridor que el tuyo en primera, jjjj.
Todos somos maestros en dar consejos sin agitarlos antes de usar; mírenme a mí, que tengo exprimidos a mis féminas congéneres con tanta indicación sobre cómo no comerse la cabeza y relajarse, cuando a mí ya no me queda más amígdala que morder. Y das consejos porque sabes perfectamente lo que hay que hacer, aunque tú no lo hagas. No somos malos, ni cobardes, sólo un poquitico vagos. Pero el día que vences la vagancia y plantas las gónadas sobre la mesa…ay! ese día! es día te mereces un vino, mari!
Las gónadas, las gónadas!!!!!!! jajajajajajajajaja!!!! maencantao!!!
Jamía que bien te expresas, pasa que a veces nos puede el «si no es por no ir, si es que ir pa ná es tontería…!» 😉
Buenísima filosofía, yo la he practicado mucho gracias a mi media naranja que me sacó de mi membrana quejica y me dijo, «deja de quejarte y actúa». Ahora reconozco a los quejicas pasivos de vocación y me pongo mala…aunque a veces dormirse en el propio dolor…que tentación.
Qué descubrimiento acabo de hacer con tu blog. Enhorabuena!
Muchas gracias Aurelio! Tu blog es muy muy interesante! Te visitaré a menudo 🙂