Amaneceres y corcheas

Madrugar es abrir el libro por una nueva página a estrenar. Y mirar el cielo raso que me ofrece el amanecer es pasar la mano desnuda a ras del papel que nos ha tocado vivir.

Miro las ventanas que tengo delante, a través de las cuales adivino ese sol que empieza a amenazarnos. Siluetas que entrecortan la melodía del despertar se pasean entre esos ventanales.

Y me sonrío pensando en que todos somos como pequeñas notas de esta partitura escrita en carne y cielo. Y me pregunto qué música se oiría si pudiéramos escucharnos… Si nos pudierámos escuchar de verdad…

Vivimos unos tiempos de mierda y de eso no nos libra ni la mejor melodía, y mira que a veces solo nos queda la música.

Pero seguimos amaneciendo, a pesar de todo.

Quiero seguir contemplando esta hoja abierta frente a nosotros con asombro y esperanza pese a que todo parece convertirse en ruido según avanzan las horas, saltan los noticiarios, nos invaden las últimas horas.

El amanecer nos resguarda con su Quizás hoy no pase nada, quizás hoy sea un día bello, lánguido, con ecos de estudiantes de piano practicando sus tareas y maldiciendo esa corchea que se atasca.

Ojalá hoy un día lánguido. Ojalá campanas y niños. Ojalá roces de piel y risas.

Ojalá poder amanecer en paz.

2 comentarios en “Amaneceres y corcheas

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