Emprender o no emprender, that’s not the question

Hace unos días estuve participando como ponente en la presentación de las #iAiTalks de Internet Academi y como era de esperar explicaba mi experiencia como mujer emprendedora en el contexto de las mujeres 3.0. La charla estuvo genial, en unos días tendremos el vídeo, y si puedo lo incluiré por aquí también. Allí hablamos sobre cómo la mujer tiene que buscarse la vida hoy en día y encontrar caminos distintos a los ya establecidos para poder compaginar maternidad/vida personal con carrera profesional, partiendo del hecho de que para muchos ambas facetas están muy relacionadas, y que desarrollarse como profesional también te hace crecer en tu vida personal… Pero necesitamos tener más opciones que las que la sociedad, o los trabajos que «te dan» ofrecen. Buscar soluciones y proyectos basados en la flexibilidad, el teletrabajo, los objetivos concretos sin ceñirse a los horarios de oficina y el presencialismo que tanto nos perjudica.

En resumen, se habló de cómo la tecnología, las comunidades online y las plataformas dan alas a proyectos en los que la vida personal se convierte en una tercera pata insustituible. Slow business en los que prima el desarrollo personal y social del proyecto, unidos por supuesto a la rentabilidad y el crecimiento, pero sin ser estos últimos manos estranguladoras de la esencia y la naturaleza del proyecto. No, no soy escalable por ahora y, lo que es mejor, no quiero serlo o lo que viene a ser un «aparta tus ojos de mi plan de negocio, amigo, y pon las manos donde yo pueda verlas», un poco peliculero, pero nos hacemos a la idea…

Se me quedaron muchas cosas en el tintero, siempre me pasa. Me pongo a rajar y como este tema me apasiona por todo lo que estoy aprendiendo estos años, pues me embalo. Pero una de esas cuestiones que dejé sin mencionar fue algo que siempre se queda en la retaguardia y es remarcar una frase que resuena cada día más fuerte en mi cabeza:

No todo el mundo tiene por qué convertirse en emprendedor.

Más que nada porque parece que hoy en día es la única solución para salir adelante, la panacea. Y no es cierto. Para nada. Al menos no para la gran mayoría. De hecho, con ese pensamiento alimentamos una burbuja en la que me niego a participar, al menos de manera voluntaria, en la que el emprendimiento se convierte en la moda del día y de la que se benefician precisamente los que ya tienen recursos para invertir en todos estos proyectos ávidos de capital. El marketing del emprendimiento nos persigue, amiguitos, pero mucho, y ya solo falta que algún avispado/a monte la Carrera del Emprendedor en un barrio del extrarradio, con musiquita moderna, dorsal y bolsita de regalitos en la que habrá un ejemplar del The Lean Startup al llegar a la meta, con la esperanza de que nuestro negocio aparezca como patrocinador en algún cartel y lograr algo más de visibilidad…

Que no. Que esto no es tan bonito ni es para todo el mundo. Que no todos los negocios salen bien y hay que estar preparados para el fracaso. Que no todos los emprendedores somos iguales, ni tenemos las mismas necesidades o expectativas. Hay quien se dedica a idear negocios supuestamente brillantes para venderlos al haber alcanzado un objetivo X, y hay quien, como artesanos de toda la vida, pero con herramientas tecnológicas y un 2.0 como apellido, busca ganarse la vida de una manera digna, crear oportunidades en su entorno y sobre todo hacer algo con lo que se crezca tanto a nivel profesional como personal. Que hay muchísimas ocasiones en la que ya no me siento emprendedora sino una prestidigitadora sacando palomas de una chistera…

Y meternos a todos en el mismo saco es muy confuso porque nos hace perder perspectiva y sobre todo la noción de dónde estamos cada uno realmente, que no es en el mismo sitio, evidentemente.

Lo que sí es cierto, y creo que es lo más importante de todo este proceso, lo que sí me gustaría expresar y transmitir a todo aquel que me lea o escuche, es que en el emprendimiento comienzas un proceso de descubrimiento personal a través de un desafío que, rara vez, salvo milagros, se encuentra en trabajos por cuenta ajena, y que solo por eso, solo por descubrir a esa persona que puedes llegar a ser pero que nunca tienes necesidad de sacar porque tienen un sueldo fijo… solo por esa sensación de no tener suelo bajo tus pies ni techo sobre tu cabeza, de no saber qué va a ser de ti, de no tener un sueldo fijo, pero tampoco límites ni nadie que te los imponga… solo por eso quizás deberían enseñarnos a pensar de una manera emprendedora, out of the box ya desde niños y solo por eso todos deberíamos estar preparados para ser emprendedores, para ser magos y sobre todo, dueños de nuestro propio presente.

Pero de ahí a que emprender tal y como está montado ahora mismo sea la única solución, pues no.

 

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