El mes de la lucha

luchaHay dos meses chungos en mi calendario existencial. Y son, sin duda, septiembre y enero.

El primero lo es porque, sí, ahora la vuelta al cole tiene otro significado, pero durante la primera parte de mi vida, ese mes significaba dejar el verano atrás, las vacaciones, las noches fuera mirando las estrellas, la libertad… Ahora septiembre es más un mes de recomposición corporal, de peluquería tras dos meses fuera, de volver a sacar la agenda teniendo de nuevo las mañanas libres, de vuelta al mundo real, si se puede ver así el mandar a las criaturas con la cartera y el baby a sus clases. ¡Bendito colegio!

Enero… Enero sí que es una bestia parda.

Enero el mes de los propósitos, firmes o no, y con los que rubricas tus primeros pasos en el año. Es el mes del voy a cambiar el anterior porque voy a ser mucho mejor. Voy a ser una versión mejorada. Es una oportunidad nueva. Una start fresh and clean… Y esto no deja de ser una presión tremenda!

– Hacer más ejercicio. Bueno, corrijo, hacer ejercicio! Eso sí, no cederé a las presiones del running, amigas, no. No me gusta correr, no me importa que esté de moda. Ahora que le he cogido el gusto al yoga, me conformo con no dejarlo!

– Alimentarme algo mejor que el año pasado. Las prisas juegan una mala pasada y a pesar de mis buenas intenciones y de comer en casa, he dejado de cocinar lentejas y ahora me conformo con las sobras de la cena de ayer, un bocata de mortadela o el sándwich de nocilla (bueno, en casa somos de nutella, jjjj) que se dejó mi hija el día anterior. Un desastre. No, no es que sea una cuestión de peso, pero el otro día me dio por curiosear esto del peso ideal, y hasta la misma web me recomendó que me alimentara mejor! A ver, a ver, qué os sale a vosotros, a ver si coméis mejor que yo! jjj

En mi defensa diré que he comido saludablemente durante décadas, así que seguro que he acumulado “salu-puntos” hasta que pase esta etapa de frenesí y prisas en mi vida. Si no me convenzo yo…

– Volver a leer como una descosida todo tipo de libracos, ensayos incluidos, y no dormirme a la primera página que abro. Sigo siendo un vegetal intelectual y a las diez de la noche ya ni vegetal!!! No me llaméis nunca a esas horas por teléfono o abriréis las puertas de Mordor, amigos…

– Ponerme tacones más a menudo. Sí, duele. Sí, un día de estos me voy a matar bajando las escaleras del metro. Pero, sí, es totalmente imprescindible que reeduque a mis plantas. Se me han aburguesado a base de calzado plano, que las veo.

– Organizarme mejor o dejar de estresarme. Esto es como la fórmula de la coca-cola, porque lo intento, lo intento y al final siempre acabo corriendo: para entregar una propuesta, para recoger a los niños, para llegar a una cita, para lavar los cacharros. Vamos, lo que nos pasa a todos, que yo también os veo. Y en enero siempre, siempre, pienso que tengo que hacer algo mejor para no llegar con la lengua fuera a todos lados. Pero en diciembre siempre me doy cuenta de que la única solución para esto sería que tocara la lotería y tener más servicio que la Presley.

– Jugar más con mis hijos. Esto me tortura, y no lo digo en broma. Porque no hay día en el que no lo piense, y en enero, con tanto juguete nuevo a nuestro alrededor, es mucho más evidente. Y más cuando mi hija me dice que por qué no juego más mientras aporreo el ordenador en la cocina…Miro la pantalla, miro a mi hija. Pantalla, mi hija. Mi hija, pantalla. Y se me plantea un dilema de los buenos… Este sí que es un propósito pendiente. Y de los buenos, el más importante de todos.

En enero, cada año, enero empieza con una férrea lucha entre mis propósitos y yo misma.Y os diré una cosa, para bien o para mal, ¡yo siempre salgo ganando!

Y para ilustrar el textaco os dejo con una lucha muy a lo Jim Henson que me encantó…

8 comentarios en “El mes de la lucha

  1. Siempre me ha pasado lo mismo con septiembre. Cumplo años en ese mes, y la alegría del cumple siempre se veía un poco empañada porque celebrarlo significaba de alguna forma el final de los largos días de sol y playa y la vuelta a siempre temida rutina.
    Con enero no tanto. Será porque no me pongo propósitos que cumplir. Esos ya me los pongo cada día. Entre ellos, igual que tú, están los de organizarme mejor (para no pasarme la vida estresado) o leer más (algo que estoy retomando poco a poco tras estos primeros meses de locura con la peque).
    Que vuelvas a salir victoriosa en esa lucha con enero y los propósitos de años nuevo 😉

  2. Pero… podemos considerar el yoga deporte? amos, hombre! XDDDD

    De lo de comer mejor, yo ya he hecho mi parte para colaborar con tu causa. No ha sido lo más adelgazante del mundo, pero con esto te pones de un sanote hermosejo que pa qué.

    Lo que no te perdono es lo del dilema pantalla-jugar. Como me entere otra vez que te lo piensas, voy a tu casa y te lanzo las pantallas por la ventana!!!! Muerte a las pantallas! 😉

    1. Pues por la parte que me toca, en mi casa el yoga sí es deporte jejejeje, y ha sido el descubrimiento del año pasado, sin duda!
      Lo de la comida es subsanable totalmente, y lo de la pantalla… pues eso ya es más complicado, sobre todo cuando no tengo horario ni calendario, jjjj, pero me lo pondré como deberes…

      Un beso!

  3. Tú también con los propósitos???debo ser de las pocas dejadas, ya que paso de hacer una lista de ellos, que luego no cumplo, así me ahorro el amorgo momento del fracaso, y la frustración de no haberlo conseguido..eso sí, llevo mi vida en un caos permanente, algo a la deriva…pero a todo se acostumbre una, jejeje
    Yo apoyo sobre todo lo del comer, que te estás quedando muy flacucha y no te favorece, 😉
    El resto seguro que poco a poco, encuentra su momento…
    Para mí es peor septiembre…que el que no tenga propósitos siempre puede caer en la tiranía de las colecciones.
    Un besote y ánimo que quedan 3 día del mes.

    1. Jajaja, pues sí, lo mejor es no plantearse esos coñazos de propósitos de año nuevo, yo también paso!
      Aunque así, entre nosotras, muchas de esas cosas las pienso tooodas las semanas con la sensación de que para todas ellas lo que me falta es tiempo y ante eso… difícil solución le veo.
      Hacer yoga como deporte (ejem) ¿es relajante? Porque igual es lo que necesito aunque tendría que encontrar tiempo para ello… Vamos, que no salgo de este bucle 😉
      Bs

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