Soraya, nena, la que has montado…

Amiga, Soraya, mira tú que no pensaba traerte de paseo por estos lodos, que no soy yo mucho de celebrar resultados ya sabidos desde hace meses. Pero claro, con titulares así, «Soraya Sáenz… ¿un ejemplo de conciliación?«, o «Soraya Sáenz de Santamaría no es el ejemplo a seguir por la mujer española«, etc,  y el revuelo que ha causado el hecho de que no te vayas a coger la baja de maternidad, pues, claro, tenía que sacarte de tus fiestas oeeee, oe, oe, oe, oeee y el «que salte Mariano, que salte Mariano» y darle aquí un poco al debate encendido y trascendental.

Porque, qué quieres que te diga, Sora (¿puedo llamarte Sora?), que a mí que te presentes en el balcón con tu jefe a las tantas de la noche para bailar los greatest hits de Carlinhos Brown, pues como que me da igual. Ya imagino que a tu criatura la habrás dejado alimentada, arropada y a buen recaudo (y con su matrícula para el Liceo Francés ya hecha, ¿eh Sora?). Y que si decides encargarte de eso tan peliagudo, que ni lanzar el Anillo al Monte del Destino, a lo que han llamado el traspaso de poderes (ejem, poco queda para traspasar, amigos, está todo hipotecado…) pues que digo que yo que mientras no me traigas a mí a tu pequeño para que lo cuide, pues que (finamente) me da bastante igual lo que hagas o dejes de hacer.

La que has liado, mari. La muchachada está muy indignada contigo, ni que hubieras dejado al pequeño abandonado frente a Ferraz, porque se dice que no concilias y que eres un ejemplo pésimo para la sociedad, in general. Que acabas de tener a tu hijo, congratulations y enhorabuena a todos los premiados, y que ya estás al pie del cañón, al lado de Mariano, el boss, y preparando el desembarco del PP en los devastados puertos de éste, nuestro país. Que estás haciendo muy, pero que muy requetemal por no quedarte en casita, con tu hijo, y que así no hay dios que concilie en este país, si una figura política de esta altura (jejeje, pillas el chiste?, es muy malo, perdona) decide, supongo yo que libremente, irse al tajo nada más dar a luz. Con lo bien que os lo estáis pasando… Si es que hasta yo lo entiendo… (aquí se oye el rechinar de dientes. Ya pasó…).

Amiga Sora, ya que te tengo aquí te diré que este debate encendido que encuentro en el Twitter y alrededores me hace plantearme varias reflexiones, flojas, como siempre, y como imaginas te las voy a soltar:

The first one: ¿estaríamos discutiendo sobre tus bondades como progenitora si en vez de madre fueras padre? Yo creo que no, pero a lo mejor me equivoco de país… En cualquier caso, no recuerdo haber asistido a tal indignación porque un político recién «parido» haya acudido a su puesto de trabajo al día siguiente del parto. Claro, que los puntos no los lleva él, o al menos que sepamos, pero vamos, el hijo es suyo igualmente, ¿no? Bueno, se puede suponer que sí, pero el debate, en cualquier caso y que yo sepa (si alguien conoce algún precedente que lo traiga, plis), no existe.

The second one: me parece a mí que has tenido opción de elegir (si es que no, y estás amenazada pestañea dos veces si es que no, y una vez si es que sí,  y tres veces si no has entendido la pregunta). Que resulta que lo bueno de todo esto, creo yo, que es PODER ELEGIR y que si a ti, chata, lo que te apetece es tirarte al monte, carpeta en mano, tacón, traje sastre y mucho rímel en las pestañas, pues quién soy yo para criticarte… Si lo más probable, además, es que después de tanto revuelo, mientras las currelas de turno nos desgañitamos reivindicando la bendita conciliación, tú pasarás con tu niño muchas más horas y muchos menos aprietos y carreras de las que muchas con jornada reducida hemos tenido que sufrir en nuestras carnes libres de estrías (litros de trofolastín mediante). Vamos, que la que tiene recursos, tiene recursos y las que vamos al Ahorra Más, vamos con la bolsa de plástico en el bolso. Y ya está, nenas, lo demás son tonterías (o nonsenses, para los bilingües).

Que, the third and the last one, para mí lo importante de la conciliación no es que tú decidas no quedarte con tu hijo nada más dar a luz. Que hayas preferido no tener baja es una decisión personal e intransferible que, evidentemente y afortunadamente para el resto de los niños, no es la norma, ni la ley (ojito con recortar la baja, Sora, que de tanto apurar nos están saliendo calvas), pero que afortunadamente para la mujer que lo desea, para ti, tienes la oportunidad de elegir.

Para mí conciliar no es anteponer maternidad a profesión, independientemente de que, si por mí fuera, la baja maternal pagada debería ser de un año, entero y verdadero. Para mí lo importante, lo esencial y por lo que lucho con cuchillo entre los dientes es para que exista flexibilidad real a la hora de combinar de una forma natural y sensata la crianza con el desempeño de una labor profesional si eso es lo que se quiere (ojo, que hay quien está muy contento con sus nueve horas de oficina para llegar y acostar a los niños). Así que, para mí, conciliar es tener opciones. Es no tener que sacrificar tu carrera para poder criar a tus criaturas o viceversa, si eso no es lo que quieres. Que si quieres medrar en tu carrera, ancha es Castilla. Que si quieres medrar como ama de casa, pues tan ricamente. Pero a ese tercer sector, esa tercera rueda a la que nos interesan ambas cosas (que es que lo queremos todo! brujas!), pues que no seamos una excepción sino simplemente otro camino.

Uy, que serio me ha quedado, Sora, que el tono doctrinario se me pega de estar contigo, maja. Que sí, que sí, que ahora hablamos de lo de la cuarentena, que sí, que sigue existiendo a pesar del iPhone. Increíble, ¿verdad?

(Por cierto, que ya que estáis por aquí y el tema pega, que si os apetece os marcáis esta encuesta sobre conciliación, ¿vale, majos? Un placer. A los pies de sus señoras y sus santos).

¿Son posibles el ahorro y el consumo responsables?


Sus ahorros pueden cambiar el mundo

El hecho de currar para un banco, aunque sea indirectamente como es mi caso, puede parecer un tema árido y poco atrayente. Lo es, al menos para mi.

Pero he de reconocer que algo bueno tiene. Y es que aprendes de temas bancarios, esos conceptos abstractos y difusos en los que lo único que suele quedar claro es la de comisiones que se pagan y el dinero que palmas. Ah, y que como en los casinos, la casa siempre gana.

Y esto da mucho que pensar. ¿Es realmente necesario que depositemos todos nuestro capital en los bancos? ¿Vivimos mejor con varios depósitos, fondos de inversión, planes de pensiones y cuentas nóminas distribuidos por donde pasamos y nos dan más regalos? Si he aprendido algo en estos meses es que cada vez lo veo más prescindible para llevar una vida satisfactoria. Sobre todo porque nadie te da más por tu dinero y sin embargo te crean una necesidad artificial de más interés, siempre de más… Cuando la realidad es que salvo que seas un as en asuntos bursátiles y tú mismo controles tu economía no vas a aumentar tu capital gracias al banco. Y para eso hay que saber mucho, y estudiar, y tener suerte, como en todo.

Total, que ha llegado el momento de plantearse otras alternativas (ya que a la vista está que las soluciones actuales no nos llevan por muy buen camino). Y pensando esto me encontré con un banco diferente, Triodos Bank, que predica el ahorro responsable y algo que, a primera vista, parece utópico: una banca ética y sostenible: «Un banco independiente que financia empresas e iniciativas que, además de ser rentables, mejoran la calidad de vida de las personas y respetan la naturaleza«. Sin conocerlo ni ser cliente aún, al menos me presenta una respuesta diferente, que por lo que veo no me vende el más, sino el mejor.

Y precisamente en este sentido va mi recomendación de hoy: el documental «Comprar, tirar, comprar» de Cosima Dannoritzer, que emite la 2, como no, mañana 9 de enero a las 22:00 horas, sobre la obsolescencia programada, es decir, sobre los artículos tecnológicos con fecha de caducidad decidida por el fabricante: desde las bombillas que ya tenían una vida delimitada para forzarnos a comprar una nueva hasta cualquier electrodoméstico y objetos de consumo masivo.  Además, en el programa de RNE1 «No es un día cualquiera» mañana a partir de las 09:00 debatirán precisamente sobre el consumo en relación con este documental.

No sé si este documental, o el banco Triodos, o muchas más alternativas que van llegando accidentalmente, servirán para cambiar conciencias, pero al menos si nos mueven a cuestionarnos si lo que hacemos con nuestro dinero, si nuestro consumo es el adecuado, o si simplemente es necesario.