La vida sigue igual…

España...
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Ya lo decía el ínclito Iglesias…

Protagonistas de un «Rescate Deluxe» cutre y con la Esteban como heroína de los gays (amigos gays, ¿era necesario?), vivimos de prestado por culpa de la negligencia de nuestros políticos, de la panda de mafiosos y «Bankiamakers» que se reparten nuestros esquilmados recursos, centimillos que en sus bolsillos, son millonarias compensaciones….

Nos recortan cada día nuestros derechos, y este mismo domingo ya nuestros sueldos con esto de tener que pagar el porrón de medicamentos que han sacado de la cobertura de la Seguridad Social. Si hasta vacunas para los pequeños desaparecen de las listas, y con cara de «nos la están metiendo pero bien» te vas de patitas a la farmacia a pagar como una buena madre, que eso no está en rebajas…

Nos amenazan con traernos un EuroVegas-que-te-cagas aquí al ladito, y con esta España de pandereta y Mr Marshall encima tenemos que aguantar como la Aguirre nos dice que sí, que las leyes se las pasan por ahí mismo cuando quieren, que para eso mandan ¡no te jode!, y que si los americanos quieren fumar, ¡pues que se fuma, coñe! ¡¡¡Que aquí se ha fumado toda la vida!!!

Esas chiquitas trajeadas, bronceadas, hidratadas y me apuesto que mucho mejor depiladas que una servidora, que nos dicen desde la tele, y a bocajarro, sin rombo alguno, que nos busquemos productos naturales para tratarnos los dolores, que es lo mejor de lo mejor, que su chacha es lo que le da a sus criaturas para quitarles los gases… Porque la tele es mía que si no se llevaban un buen zapatazo…

Y nos suben la luz y el gas, y los transportes. Y el Metro cierra a las doce. Y en los hospitales quitan personal y aumentan turnos. Y se cierran las empresas. Y somos carne de cañón.

Y desciende el número de hijos en España… ¿Y nos extraña?

Y los mineros recorren el país vestidos de negro, como nuestro futuro, como el humo de Lost que parece que nos está invadiendo desde hace tiempo. ¿Alguien puede tirar de la cadena, por favor?

Pero el balón sigue rodando…

(Si veis el vídeo, ojito a las caras de los espectadores… Ese niño! Vamos, que ni una sobredosis de Prozac…)

Vivan las mañanas con sol

«Vivan las palabras esdrújulas y las sobreesdrújulas.

Vivan los niños que tiran de sus mochilitas al acercarse al colegio. Vivan los cuernos de chocolate que no te caben en la mano.

Vivan los besos tirados al aire. Vivan los libros gordos que pesan un quintal.

Vivan las conexiones mentales que te hacen adivinar lo que están pensando tus amigos. Viva mi santo por aguantarme.

Viva el paracetamol y las mandarinas. Viva el vino y las mujeres.

Vivan las mañanas con sol».

Traducción inventada del texto inédito de Anne María Hildebrun, «Alles ist klar», novela de referencia para todo erudito que se precie de la generación pretzel (1920-1930).

La generación del más

Más kilómetros por hora.

Más zapatos en el vestidor.

Más arena bajo los pies.

Más metros cuadrados que llenar.

Más dinero con el que endeudarse.

Más followers. Más seguidores. Más visitas.

Más créditos personales a sesenta años.

Más audiencia entregada. Más aplausos. Más fotos.

Más joven y lozana. Más delgada. Más cremas.

Más botox en el entrecejo. Más de mentira.

Más nuevo y reluciente.

Más prozac para levantarse.

Más sedantes para dormir.

Más sí a todo lo que me digas.

Más vida a corto plazo.

Más yo.

Más yo.

Más mío. Más mejor.

Mucho más.

La insatisfacción es nuestro apellido. La ambición está en el aire. Y dan ganas de dejar de respirar para ver si así toda esta frustración generacional se va al garete de una vez.

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