Cuando tu pasión te devora

Hoy escribía en LinkedIn una reflexión sobre la película The menu (muy recomendable, a pesar de no ser perfecta, ni mucho menos) porque veo mucho a mi alrededor, y en mí misma, como, en muchas ocasiones, aquello que amamos, nuestra profesión, puede convertirse en algo que nos daña.

Y como me aplico lo que predico: todo al blog.

La película The menu, además de dejarte bastante mal cuerpo, te hace reflexionar mucho sobre el sinsentido de llevar al extremo aquello que nos gusta, trabajos que nos satisfacen, pero que al convertirlos en dioses a los que servir nos devoran, literalmente.
Enfocada a la alta gastronomía, me parece muy buena reflexión y una sátira muy acertada sobre cómo nos volvemos irracionales con aquello que elevamos a los altares, olvidando lo básico, aquello que nos satisfacía en los detalles más sencillos, como comer una hamburguesa simplona y sin mil excentricidades.
Trabajos creados para servirnos y cuidarnos, alimentarnos, vestirnos, sostenernos, que se convierten por obra y gracia de la industria y el mercado en ARTE, objetos, momentos, de lujo, inalcanzables para gran parte de la sociedad, parte de la élite, y que ya no tienen el mismo sentido ni nos alimentan ni nos cuidan. Y además, ya no nos satisface llevarlas a cabo.
Desde luego, la película es toda una experiencia y que a mí me ha hecho pensar mucho en qué valoramos hoy en día, de lo que hacemos y, sobre todo, por qué.

Será que hoy es viernes y acumulo cansancio y estrés de una semana. Será que lucho contra la ansiedad como forma de vida y que aquello mismo en lo que trabajo y me encanta, también es causa de esa ansiedad. Es viernes, y quizás por eso merece la pena volver al blog, traeros un temazo y pensar en qué adoramos y por qué esa adoración puede estropearlo todo.

Y devorarte.

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