Que sí, que llega la hora de felicitar las fiestas y ya está una aturullada con todo lo que hay que hacer…

Preparar el disfraz para la fiesta de la guarde de la niña. No coserme el dedo en el intento y no perder la dignidad, ante todo, porque aunque las abuelas/modistas de otras madres les hagan los disfraces a sus nietos que parecen salidos de una peli de pixar, mi niña va estupenda ella como estrella/tomate espachurrado.

Ubicar las fiestas. ¿Dónde cenamos? ¿Con tu familia o con la mía? Toca negociar y ver cómo lo hacemos para no incumplir el Convenio de Reparto Equitativo de Horas con la Familia de los Respectivos. Este año vamos bien en el reparto. No hay crisis. Para recordar: coger el pijama para Julia y poder transportarla adecuadamente a altas horas de la noche entre casa y casa. No creo que nos lo eche en cara el día de mañana, ¿no?

Pensar en los menús, o menuses, si la RAE lo prefiere (por cierto, añado aquí la nueva Ortografía a mi wishlist, por si cae, jeje). Para nochebuena pescado, para nochevieja, carne. Todo claro, hay que hacer la lista de la compra y toca hacer las últimas compras cuando menos te apetece: cuando llueve a mares, vas con el carro de la niña a reventar de bolsas, te has quedado sin pasta y en el DIA no te cogen la tarjeta si es menos de no sé cuantos euros, y en el otro lado no te dan bolsa, así que ve haciendo sitio en el bolso, en los bajos del carro, en los bolsillo y hasta encima de Julia, para que se sienta partícipe de la fiesta… Para recordar: llevar el tupper a casa de mi hermana para lo que sobre, que este año pinta muy bien.

Hacer la lista de los regalos. Comprar cuando puedes y te atreves a meterte en esa marea aplastante de seres informes con tarjetas de crédito en vez de dedos. ¡Cada vez tengo más gente en la lista! Ya no me vale la cabeza para pensar y asignar cada cosa a quien le corresponde. El año pasado olvidé unos cuantos regalos en el cajón, con las prisas, y este año puede que mezcle destinatarios, puede ser divertido. Para recordar: que haga inventario de regalos escondidos en mi casa de 50 metros cuadrados (o son más?…), alguno me dejo para otras fiestas, seguro.

Buscar modelitos para los festejos. No hay tiempo para ir de compras, habrá que hacer un mix de otras temporadas. Al menos me valen. Ese pensamiento me consuela de no tener el modelazo del siglo… A recordar: tengo que hacer renovación de ropa interior, nunca se sabe dónde puedes acabar en estas fechas.  ¿Algo rojo? Me suena haber visto un tanga por ahí, regalo bienintencionado de alguna fiesta navideña. Para recordar: lo echaré en la maleta por si estoy de humor para estos despliegues erótico-festivos.

Currar. Que como no hay costumbre, no me cojo vacaciones y ahí estaré, dándole duro a esto de la creación, jejeje. Me parto…

Hacer deberes e intentar currar más en casa. Tarea casi imposible hoy en día, pero en la que me afano día sí día también, y que solo será posible si dejo de dormir tantas horas y me convierto en algo más noctámbula. Para recordar: no dormir tanto, ¡coño!

Felicitar a todo el mundo. Esto lo hacía yo muy efusivamente cuando tenía 20 añitos, y me gastaba las perras en el móvil mandando sms como una descosida a todos mis coleguitas. Con los años y más cosas en la lista de los «to do» el tema de la felicitación ha ido quedando relegado a un último lugar, y es que yo, en mi fuero interno, me acuerdo muchísimo de todo el mundo, y encima me acuerdo de forma muy positiva, y claro yo pienso con eso vale, ¿no?

Ahora bien, ¿hace falta que saque un momento y os diga que os quiero?

Pues no se ha dicho más, por dios y los santos.

Os quiero a todos, majos, ahora a pasar unos días muy felices, a comer mucho y beber más, y a no mandar tanto sms que colapsa las líneas, hombre. Que ya tienen mucho dinero las operadoras…

Por cierto, yacom, ¡no me has mandado aún el router que me habías prometido!

Lo dicho, a pasarlo bien.