Cuando toca echar el cierre, después de un día raruno, algo mágico. Este tema, en su versión acústica, es una pieza delicada que no me canso de oír, y que me hace olvidar un poco lo tonto del nubarrón y el frío gélido que invade Madrid.
Que lo disfrutéis como yo, cerrad los ojos y escuchad el mar.