Cuentos de verano: dentro de un volcán

 

Subir la montaña más alta para bajar a las profundidades del volcán.

¿Qué hay dentro de ti que merezca salir a la superficie?

¿Qué hay dentro de ti que nunca dejas que aparezca?

A veces soy volcán sin darme cuenta. Y cuando todo parece tranquilo por fuera, dentro emergen los efluvios de un drama galopante. Y me revuelvo, me interrogo, ¿qué me pasa? ¿qué diablos tengo ahí dentro que me va ahogando lentamente sin apenas darme cuenta? Y la inquietud te retumba entre ceja y ceja, y el desconcierto deriva en desazón, en angustia.

Y va despertando una rabia que avanza vibrante, pulsando en mi interior, una lava ardiente y que rebota entre mis costillas con violencia contenida, como sin llamar mucho la atención. Pero sin parar.

La ansiedad. Eso que me genera sentir esa humareda saliendo por mis orejas es tal que a veces me gustaría ser capaz de aniquilarme. O de explotar de una vez. De ser yo misma el volcán que llevo dentro. De no ser nada.

Y tú, ¿qué escondes en tus entrañas?