A veces una pregunta tan sencilla como ¿qué tal? es la puerta abierta a mundo insondables…
Porque tú puedes estar fenomenal, y decirlo, y ver que la otra persona también. Pero se esperaba otra cosa por tu cara (por lo que sea) y le sorprende, y se le nota. Puerta abierta a la confusión. Huye
Porque estás regulero pero dices que fenomenal. Por fastidiar más que nada, porque sabes que quien te pregunta está esperando que digas que estás regular. Y no te apetece darle el gusto. Puerta abierta a la discusión. Huye.
Porque estás de maravilla, mejor que nunca podrías decir incluso, pero dices que estás «pues normal», por no fastidiar a quien te pregunta, que se le nota a la legua que está bien jodido y que, además, te lo quiere contar. Así que puerta abierta a la charla. Te quedas. O huyes. Eso ya como tú veas.
Porque estás fatal pero dices que todo muy bien. Porque antes muerta que sencilla. Observas la reacción ante tu respuesta. Puerta abierta a una salida teatral. Y huyes.
Porque estás hecho polvo y lo cuentas. Y eso lleva a un café largo y muchos abrazos. Y es la vida.
Y todo esto por un simple ¿Qué tal? Ahí es nada…
Feliz #VDLN y todo fenomenal, aunque sea impar
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