Pocas cosas te pueden reconfortar cuando has perdido a un ser querido. Pero una de las que más me ayudó fue, sin duda, la música.
Hoy, y recordando otras ausencias más recientes, parece inevitable que la música vuelva en forma de calmante supervitaminado.
Éste de Yann Tiersen no es triste, por lo menos no me lo parece. Pero me hace sentir mejor ese ritmo métrico tan marcado, la voz de Dominique A que siempre es un placer, y la mano de Yann Tiersen moviendo la batuta.