Sentir y sentir mejor

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A veces desearía ser una piedra. Y no sentir. Ni bueno ni malo.

Pero no somos piedras, y tenemos que vivir. Y sentir viene en el pack. O eso o vas pedo todo el día y ni te enteras… (como la del vídeo, ojocuidao)

Eso que llaman la educación emocional, y que ahora está de moda gracias a la peli de Inside Out, resulta que no es nada banal, y como padres, y como no padres, debería estar en nuestras oraciones cada día. Porque a veces, a pesar de los años vividos, de las asignaturas que hemos aprobado con nota y de lo bien que se nos da operar a corazón abierto o el punto al revés, no estamos nada preparados para controlar el torrente de emociones que nos atraviesan en ciertos momentos. Y así, con lo talluditos que estamos y los diplomas en las paredes, nos encontramos con conflictos de lo más mundano, y de lo más grave, que se habrían evitado manejando con algo más de mano izquierda esa ira, o ese miedo infundado….

La realidad es que sabemos hacer casi de todo. Somos una generación privilegiada con todo a golpe de clic. Y lo que no lo sabemos lo estudiamos. O lo buscamos en la Wikipedia. O pagamos a alguien para que lo haga. Dentro de nada sabremos pilotar un helicóptero enchufándonos como en Matrix, ya veréis (espero que el cuero negro no se generalice igual, ains). Pero amigos, hoy por hoy, y seguro que mañana también, estamos muy poco, y muy mal educados para entender todo lo que nos pasa y por qué. Y hablo a nivel usuario, a nivel de andar por casa, sin meternos en temas científicos que se nos escapan a casi todos. De esto hay innumerable bibliografía pero mi preferido para empezar por el principio, y junto a mis hijos, es éste.

Tampoco creo que vayamos a solucionar todos nuestros problemas interpersonales porque prestemos más atención a lo que nos pica en cada momento, no seré tan necia de pensarlo. Más que nada porque siempre habrá diferentes niveles de madurez emocional. Y no siempre los comportamientos son resultado de emociones mal gestionadas, ¿o sí? No lo sé. Pero estoy firmemente convencida de que dedicarle unos minutos a pensarnos y escucharnos tiene un resultado muy, muy bueno. En muchos casos seguiremos pensando que el otro es tonto a las tres pero a lo mejor nos planteamos mejor la respuesta ante su comportamiento para evitar el conflicto, inevitable de otra forma.

A lo mejor vivir mejor es sentir mejor.

Duelos

A veces los duelos hay que vivirlos en ausencia, en contraste, en los demás, en los que lo sufren en ese momento. Por empatía, o por simpatía. Por amor. Por pena. Por ser.

No sé si será el calor, el vacío que ha dejado mi muela en mi vida (adiós, muela, adiós) o que la neurona ya necesita descansar y humedecerse en la piscina, pero hoy, al escuchar al pobre Nick Cave, compartiendo su duelo y el de aquellos a los que quiero,  me he hundido aún más en el estado vegetativo. Así que, después de tender la ropa, que lo etéreo no quita lo banal, voy a dejarme llevar y a disiparme. O a hacer un flashback a otra vida más contemplativa. O a meditar sobre los efectos del Ibuprofeno y otras hierbas.

Que me perdone el mundo, pero hay días en los que para ser, es mejor dejarse intuir que estar…