¡Dame un beso, bonita!

 

 

 

Narrador omnisciente: Vas tan tranquila por la calle. Toda mona. Con tu traje de los domingos, tu mejor sonrisa, tu peinado más elaborado por tu peluquera de cabecera y esos zapatos acharolados con brilli-brilli que tanto te gustan. El mundo es tuyo y lo sabes.

De repente, de una esquina o no se sabe  de dónde, surge una figura borrosa, desconocida, extravagante, llena de colores chillones, olor a laca que te echa para atrás y un par de labios tan rojos y saltones que el mundo se te viene encima. Con su cara a un palmo de tu respingona nariz, alcanzas a visualizar  hasta el pelillo de bruja que le escapa con esfuerzo de la barbilla arrugada. Ha comido gazpacho y se le ha ido la mano con el anisete de después. Y eso lo constatas cuando esa forma creciente y abigarrada te agarra desde su posición dominante, de gigante. Te aprisiona con sus dos brazos como dos tenazas, y te hace una llave a lo pressing con su inmensa pechera. Estás perdida. El sobaquillo te tapa con profusión los agujerillos de la nariz y piensas que ese olor indescriptible va a ser tu despedida de este mundo. Intentas dar una bocanada, cual pececillo fuera su medio, pero tu boca se ve taponada por una tetaza abigarrada, una mezcla de gasas de colores, el corsé desatado y unos sudores propios de este mes de agosto tan caluroso.

Y, así, percibiendo que se acerca el desastre, lo último que oyes (y te destrozas el peinado, que hay que joderse con los dichosos saludos) es ese odiado:

-«¡Pero dame un beso, bonita!»

A lo que respondes , casi sin fuerzas, con un torpe manotazo, que provocará un gritillo de sorpresa, un desplome al pavimento y una disculpa azorada por parte de tus avergonzados padres, los cuales, acostumbrados, se limitarán a encogerse de hombros frente a la giganta rubia oxigenada, y a repetir que sí, que normalmente eres muy cariñosa, pero que con los extraños te vuelves muy tímida.

:….Sí, tímida, los cojones. Lo que estoy es pero que muy harta de que me manoseen las tías abuelas de las vecinas de la prima abuela de mi tía.

Hartita de que me tiren de las mejillas como si fueran a estirarse como las de los perros esos a los que le cuelgan, qué monos, por cierto…

Harta de que me hablen, a gritos, a un palmo de mis ojos, como si además de pequeña, fuera sorda, o medio lela.

Harta de que me paren en medio de mis carreras por el mundo ignoto para preguntarme si he comido ya, o si he dormido la siesta, o si quiero mucho a mi mamá.

Hartita de que todo el que me cruzo me agarre sin miramientos, me achuche como si no hubiera mañana y encima me pida que le dé un beso! Y así, todo el día!

Pero, ¿esto qué es? ¿unas vacaciones relajadas o una terapia de choque para ejercitar mi memoria a base de repetir cada dos segundos todo lo que he hecho durante el día? Y ¿por qué me preguntan que si quiero a mi mamá? ¿Que no se nota? ¿Acaso no lloro como una descosida cada vez que la pierdo de mi vista durante un instante? ¿Tengo que firmarlo y dar una copia a cada uno testificando de forma oficial y ante notario que quiero a mi mamá, a mi papá, a mis abuelos, a mi prima, a mis tíos, y a mi profe de la guardería? ¿Me dejarán así correr tranquila?

Queridos todos, desde aquí os digo que con tanto beso, y tanto bonita, y tanto acercamiento a un palmo de nuestras narices estáis acabando con muchas paciencias de otros como yo, de los pequeños… Que yo no os veo tan cariñosos, tan pesaos entre vosotros, ni tan expansivos con vuestros semejantes… que cuando no os conocéis no os dais abrazos, ni achuchones, ¡e incluso a veces ni os miráis!

Así que, como diría aquella que perdió un pendiente, y hablando en nombre de los que no llegamos a un metro de alto: ¡si me queréis, irse!

14 comentarios en “¡Dame un beso, bonita!

  1. jajajajajaja, recuerdo perfectamente lo odioso que era!!!!!! Se me ha quedado grabado en la memoria en el pueblo de mi padre, paseo arriba, paseo abajo, saludando a toda amiga de mi abuela (que responía exactamente a ese perfil que describes) que se cruzaba en nuestro camino. Consiguió que aborreciera ese lugar. Así que no tengo que hacer ningún esfuerzo para imaginarlo ¡¡¡me ha quedado un trauma infantil por ello!

  2. A mis hermanas y a mí también nos dejaron marcadas estas experiencias, sobre todo con un matrimonio amigo de mis abuelos que eran como los abuelos de la familia monster: ¡todavía nos acordamos y nos da una grima espantosa!

    Genial post, amiga, perfecto para un viernes por la mañana en este lugar que ya es parte de tu pasado, afortunadamente: ¡qué jungla es ese departamento en el que estabas, ¡hija!

    ¡¡¡¡Besos!!!! (de amiga, sin gasas ni ninguno de esos complementos que tan bien describías)

    1. Jajajajaja, nos tomamos un café?????
      Pues sepa usted que no echo de menos casi nada de esas latitudes, pero sí cruzar un mail contigo y poder irnos a tomar algo y a charlar y a reirnos de nuestros sinos,,,,
      A ver si por fin coincidimos con el teléfono! jajajaja
      Y un beso de esos apretados y que suena para ti, que se entere esa jungla de lo que vale un beso como dios manda!

  3. … o que te despeinen el flequillo y te retoquen las coletas al tiempo que te interrogan curiosos… ¿Sabes decir tu nombre, bonita? …(y tú la raíz de 99, tontolculo?)…
    El mundo está lleno de peligros para la integridad de la psiquis infantil… incluida Leticia Sabater y los dibus japoneses.

  4. Querida, tienes mucha razón. Pero qué manía de babearme al niño, con lo que le gusta a él ir limpio, que hasta se autopasa las toallitas por la cara al grito de «manchó O.G.», narices…

    Besos desinfectantes,
    Lady Vaga.

  5. Jajajajajj, si es que deberíamos hacer más a menudo ese ejercicio de memoria para ver lo burr@s que nos ponemos cuando crecemos!!!
    Recuerdo esas torturas, esas letanías antes de llegar de visita a alguna casa: «dar un beso a todos», y ¿sabes que ha sido lo peor? Pues que el paso del tiempo me lo hizo olvidar y cometí la torpeza de repetir.

    Por si te apetece, aquí está la prueba del delito:

    http://mibolsadeacero.blogspot.com/2011/03/besos.html

    Un abrazo

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.