Querido mundo conocido:
Desde el dolor de cabeza más internacional os mando esta misiva para deciros que estoy flipando. La ciudad es bastante caótica, llena de gente joven y relajada, que habla tan alto, casi, como nosotros, miran directamente a los ojos de la gente y comen mucho, pero no beben tanto, según me comentan.
Sin duda, y para no aburrir con nimiedades, diré que lo más divertido del viaje fue el vuelo.
Eva y una servidora, tímidas por naturaleza y poco dadas a enzarzarnos en charlas de horas y horas, nos entretuvimos gran parte de las casi cinco horas contándonos lo mucho que echamos de menos a nuestras criaturas, lo mucho que echamos de menos a nuestras criaturas, lo mucho que echamos de menos a nuestras criaturas, y también, claro, lo muchísimo que echamos de menos a nuestras criaturas. Eso, y reírnos de lo lindo. Porque la gente adopta posturas inusitadas para coger el sueño, oigan, y hacen cosas muy extrañas cuando se montan en un avión (como descalzarse en cuanto pillan el asiento, ya tengan costra entre los dedillos o tengan vida propia sus calcetines, mira tú qué bien). Y porque tampoco necesitábamos mucho para intentar quitarnos de la cabeza lo mucho que echábamos de menos a nuestras criaturas.
Nos están tratando tan bien que siempre busco, a la vuelta de la esquina, el cartelito de «ahora pagas tú, guapita de cara». Ayer conocimos a Joanna, la jefa del tinglado en el que nos hemos metido, y es encantadora, y tiene 3 hijos!!!! Cosa normal por aquí, por cierto, donde dicen que 4 es la nueva cifra estándar para las familias. Flipa, flipa, flipa…
Y también hemos conocido al bando inglés, del cual hablaré en otro momento porque me voy pitando a Hollon!
Besos desde Tel Aviv
🙂
a disfrutar y a seguir flipando y echando mucho de menos a las criaturas!!
besos a las dos!
Mira que no acordaros de vuestras criaturas 😉